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MINA DIOGENES: Hola a todos....

Hola a todos.

Solo en invierno dejabamos de ir a las Tiñosas a por agua agria (al menos en mi casa), yo me acuerdo que la mayoria de las veces que iba llevaba un bolso que estaba hecho de una malla de plastico y que era muy manejable pero que las asas despues de caminar con él un kilometro empezaban a clavarse en el hombro y te dejaba buena huella, siempre le metía cuatro botellas de un litro de las de la casera que eran de vidrio con cierre mecanico de alambre y tapón de ceramica con junta de goma, pues si en alguna ocasió por lo que sea se llevaba una botella con un tapón de corcho o plastico, te pasabas buena parte del trayecto de vuelta recogiendo los tapones del suelo por que el gas que producía el agua los hacia dispararse de la botella, perdiendose así la mayor parte del sabor tan caracteristico del agua.

Lo que realmente quiero contaros es que cuando regresaba con mi bolso lleno de botellas, y mis amigos, que me habían acompañado, (casi siempre ibamos varios juntos) nos metiamos por el camíno que salía a la boca del pozo nº-1 y teníamos que pasar justo entre la casa de maquinas que tiraban de la jaula, y la boca del pozo, (distancia entre ambas, no mas de veinte metros) pues en mas de una ocasión me ha llamado el minero que se encontraba allí trabajando en el embarque para que le diese agua, y es algo que siempre hacía aunque algunos nos pedían el agua solo po ver si les dábamos o nó, cosa que nos demostraban fingiendo que bebían, uno de los que fingia y nos daba las gracias cariñosamente era un hombre muy alto y corpulento que se llamaba o le decian "Gavillero", (en mas de una ocasión le he escuchado a mi padre hablar de ese hombre como una muy buena persona y muy trabajador), la primera vez que le dí agua a un minero cuando regresaba con mis botellas de agua agria y ví que cerca de media botella se habia bebido, pense que mi madre se molestaría con migo y me regañaría, por lo tanto lo primero que hice nada mas entrar a mi casa fué decirle a mi madre: "mama una botella viene casi media por que me ha pedio agua un minero y le he dao, (la contestación de mi madre fué) ¡MUY BIEN HECHO!", entonces me quedé tranquilo y nunca le negué agua a ningun minero que me la pedía cuando regresaba por esa zona, hoy despues de casi cuarenta años recuerdo esto con cariño, pues por aquellos dias tendría yo unos 8 o 10 años.

Seguro que os afloran los recuerdos a mas de uno con este pequeño relato que no lo he vivido solamente yo. BEZOZ