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Hola, ¿hay alguien ahí?, como suele decir Balti. Acabo de llegar de Córdoba.! Mirad que horas tendo de volver! El caso es que venía de un acto literario organizado por la Junta de Andalucía sobre tres novelistas cordobeses (otros dos compañeros y yo), y la cosa no ha ido mal, pero, como siempre que vengo de la ciudad, venía desanimado. Si embargo, es entrar en el foro y sentir de nuevo la alegría y el ánimo en mi interior. En primer lugar, mis guapísimas Pepi, Mayte del Francés y Balti me han puesto unas palabras, como siempre, cariñosas, y eso a mí me da muchísimo ánimo para seguir con "El violín que alegraba las colmenas"; pero es que, además, me encuentro con un interesantísimo relato de mi amigo Guada, un recuerdo lleno de gracia y de ternura, y a mí me ha emocionado muchísimo, la verdad. Además, también me encuentro con el relato de Fe, la madre de Balti, sobre el "amamantamiento" con biberón de su hija y Apolonio.! Es un recuerdo lleno de amor, emoción y ternura! Se me han saltado las lágrimas: eso era compartirlo todo entre las gentes humildes de aquel mundo rural perdido que, igual que en mi pueblo, se vivió hace unas décadas en Mina de Diógenes. Un millón de gracias, amigos y amigas, por enviar vuestros relatos, vuestros hermosos recuerdos, vuestras luminosas nostalgias. Así me gusta hallar el foro, lleno de armonía y verdadera amistad. Ese es el camino que todos y todas debemos seguir. Yo me siento muy feliz de adentrarme en el foro y leer cosas bonitas, detalles emotivos que conmueven el corazón. Esta noche, como siempre que estoy cerca de vosotros, me siento infinitamente feliz. Me estáis ayudando todos y todas a escribir mi novela con vuestros recuerdos y con vuestras vidas. Mil gracias, de verdad. Recibid muchos muacks, abrazucos y bezoz, según mis amigas Balti y José Vinagre, y mi querido amigo Rafuki. Os quiere vuestro amigo, Alejandro López Andrada.
