Me alegra ver en el foro la foto que nos hicimos el pasado viernes en un bar de Alcaracejos. La verdad es que pasé un rato agradabilísimo con Rafi, Dorina, Guada e Ita. Fueron, sinceramente, unos minutos inolvidables y les agradezco profundamente la visita, pues toda nuestra conversación estuvo impregnada por la atmósfera mágica de Mina de Diógenes.
Cambiando de tercio, quiero decirle a mi amiga Jose, la Vinagrilla, que sí estaba su libro "El óxido del cielo" en esa bolsa que se ve encima de la mesa. Además, Jose, te lo dediqué con muchísimo gusto. Espero que te guste la dedicatoria, y el contenido. También quiero agradecer las palabras generosoas y amables de Mari de Calero, aunque el mérito de lo que escribo dentro del foro es de Mina de Diógenes y sus gentes, que tanto me inspiran poéticamente. De todos modos, insisto, agradezco tus elogios. Y también agradezco, por último el épico relato de la dulcísima Mayte del Francés donde evoca, con muy buen pulso narrativo, la colosal disputa entre el lagarto y la serpiente que termina con la victoria de esta última y su posterior muerte, debido al certero disparo del "maestro" Florián, que era, además de buen músico, un cazador extraordinario. En cuanto a Guada, Ita, Rafi y Dorina, les digo que vuelvan nuevamente a visitarme, pero con más tranquilidad y menos prisas, para respirar espiritualmente los cálidos vientos diogeneros que tanto alimentan mi creación literaria. Recibid todos y todas, amigos y amigas, un sincero abrazuco de quien os quiere, Alejandro López Andrada.
Cambiando de tercio, quiero decirle a mi amiga Jose, la Vinagrilla, que sí estaba su libro "El óxido del cielo" en esa bolsa que se ve encima de la mesa. Además, Jose, te lo dediqué con muchísimo gusto. Espero que te guste la dedicatoria, y el contenido. También quiero agradecer las palabras generosoas y amables de Mari de Calero, aunque el mérito de lo que escribo dentro del foro es de Mina de Diógenes y sus gentes, que tanto me inspiran poéticamente. De todos modos, insisto, agradezco tus elogios. Y también agradezco, por último el épico relato de la dulcísima Mayte del Francés donde evoca, con muy buen pulso narrativo, la colosal disputa entre el lagarto y la serpiente que termina con la victoria de esta última y su posterior muerte, debido al certero disparo del "maestro" Florián, que era, además de buen músico, un cazador extraordinario. En cuanto a Guada, Ita, Rafi y Dorina, les digo que vuelvan nuevamente a visitarme, pero con más tranquilidad y menos prisas, para respirar espiritualmente los cálidos vientos diogeneros que tanto alimentan mi creación literaria. Recibid todos y todas, amigos y amigas, un sincero abrazuco de quien os quiere, Alejandro López Andrada.