Buenos días, diogeneros y diogeneras; hoy quiero felicitar a mi amiga Jovita por el pedazo de poeta que tiene en su familia; es decir, su nietecillo. Si sigue así, ya mismo tenemos un Premio Cervantes. La verdad es que el poema es muy fluido, dinámico, y chispeante. ¿Qué edad tiene el chaval, Jovita, para escribir tan bien? Eso es muy importante saberlo, porque si es un niño de seis o siete añillos es, sin dudarlo, un poeta superdotado. En fin, Jovita, ya me dirás. También es verdad que los abuelos sois para los nietos tanto o más que los padres; recuerdo la anécdota de mi abuelo Pepe Andrada, cuando un día le dijo a mi madre que su Alejandrito, como él me llamaba, leía el Diario ABC sentado en sus rodillas a la edad de 4 añitos. Y esto, aunque parezca mentira, es real; tan real que si soy escritor es debido, en gran parte, a las inyecciones literarias que mi querido abuelo materno, en paz descanse, me metía a diario en su casa recitándome de memoria poemas de Gabriel y Galán, y fábulas de Esopo, Samaniego e Iriarte. Yo tenía entonces, como he dicho, esa edad: cuatro añillos, y, según recuerdo, me emocionaba muchísimo escuchar aquellas frases tan hermosas y lindas en los labios de mi abuelo. Por eso, querida Jovita -sabiendo que tú tienes alma de poeta, y lo eres-, te invito a que sigas animando a tu nietecillo a escribir y nunca lo dejes de apoyar. Si yo soy escritor es, como te digo, gracias a mi abuelo materno, a don Cándido Rodríguez, mi primer maestro, y, sobre todo a mi madre, pues cuando yo era un adolescente y escribía mis primeros versos de amor, siempre me apoyó, me dio ánimos y nunca se rió de mí.
En cuanto a tu hermanita, Pepi, quiero que me envíe anécdotas de su infancia y recuerdos de Mina Diógenes cuando iba al colegio, pues hay escenas de mi novela que se basan en esa época de su vida personal. Ah, no quiero olvidar a Perico; esta mañana he pensado llamarle nuestro "Ferrán Adriá", maestro de cocina diogenero, por el gran amor y entusiasmo que pone en todos los asuntos culinarios. Gracias, Perico, por tu gran sentido del humor y tu talante abierto. También me han encantado esas dos fotos mágicas de Dorina e Ita fundidas mágicamente en la Naturaleza de Diógenes. Maravillosas y poéticas ambas instantáneas. Bueno, y ya sí me despido (no quiero ser ni parecer un plasta) agradeciendo vuestra inspiración, y vuestra luminosa amistad. Recibid todos y todas BEZOZ RAFUKIANOS de vuestro amigo, Alejandro. Os quiero.
En cuanto a tu hermanita, Pepi, quiero que me envíe anécdotas de su infancia y recuerdos de Mina Diógenes cuando iba al colegio, pues hay escenas de mi novela que se basan en esa época de su vida personal. Ah, no quiero olvidar a Perico; esta mañana he pensado llamarle nuestro "Ferrán Adriá", maestro de cocina diogenero, por el gran amor y entusiasmo que pone en todos los asuntos culinarios. Gracias, Perico, por tu gran sentido del humor y tu talante abierto. También me han encantado esas dos fotos mágicas de Dorina e Ita fundidas mágicamente en la Naturaleza de Diógenes. Maravillosas y poéticas ambas instantáneas. Bueno, y ya sí me despido (no quiero ser ni parecer un plasta) agradeciendo vuestra inspiración, y vuestra luminosa amistad. Recibid todos y todas BEZOZ RAFUKIANOS de vuestro amigo, Alejandro. Os quiero.