Con todos mis respetos, amigo Juan Ramón, quien no se presenta ante los demás con nombre y apellidos, dando la cara, objetivamente hablando, sin más, es un impresentable. Quien no firma, no existe, es invisible y, por tanto, es un fantasma. Creo que no hay que darle más vueltas al asunto. Yo siempre prefiero olvidar lo negativo y me quedo con todo lo positivo de este excelente foro de Minas Diógenes. Olvido y perdono, como buen cristiano, aunque me duele muchísimo el daño que se le haga al nombre de Minas Diógenes y a sus gentes. Todos seguimos viviendo en ese pueblo poético, ya lo dije, porque nuestro corazón ha echado raíces dentro de su paisaje. El recuerdo es un parque lleno de árboles frutales, de norias encendidas y de cálidos pájaros con sol y lluvia entre sus alas. La mina es una luz honda y diáfana donde vivimos los que no nunca dejamos de ser niños. Minas Diógenes es un pueblo encendido en mi interior, como en el interior tuyo, amigo Juan Ramón, y, precisamente por eso, lo firmamos y lo afirmamos.! Qué hermoso compartir vuestros recuerdos y vivir tan cerquita de vuestros corazones, amigos y amigas de Diógenes! Firmo un rotundo abrazo para todos y todas. Vuestro amigo, Alejandro.