DOGENE SREVIVE
Antoñito como llevas esa pierna ya veo que tienes muchas ganas de marcha no paras luego me dices a mi.
Pero chico tan mal te portaste que te pusieron en una esquina.
Y vaya comida que te dieron en Oslo no te quejaras no faltaba de naaaaaaaaaaaaaaaa
Quiero decirte que vaya pedazo de poesia que as escrito es PRECIOSA y conque sentimiento, a ver si de vez en cuando nos envias alguna más
UN BESAZO PARA M. CARMEN Y OTRO PARA TIIIIIIIIIIIIIII
Antoñito como llevas esa pierna ya veo que tienes muchas ganas de marcha no paras luego me dices a mi.
Pero chico tan mal te portaste que te pusieron en una esquina.
Y vaya comida que te dieron en Oslo no te quejaras no faltaba de naaaaaaaaaaaaaaaa
Quiero decirte que vaya pedazo de poesia que as escrito es PRECIOSA y conque sentimiento, a ver si de vez en cuando nos envias alguna más
UN BESAZO PARA M. CARMEN Y OTRO PARA TIIIIIIIIIIIIIII
Oye que mi marcha ha sido un día, pero tú vaya veranito de marcha que has llevado.
Loli, yo sabes que siempre me porto bien, es que Rafi tiene muy mal carácter, sólo le dije cuando ví a su nueva perra, ¿Y ese peluche, te ha tocado en la tómbola de las fiestas del pueblo?, entonces empezó a ponerse más roja que sus tomates y se lió conmigo a voces, ¡eso no es un peluche, es mi mora!, y me echó a la calle, sacó unas bolsas con pienso para perros y gatos y los echó en una bandejas que había en el suelo y me dijo, ¡hala, vé comiendo!. Así es como pasó todo y no me quedó más remedio que irme a sentarme a un banco de piedra que había en una esquina y esperar a que ellos terminaran de comer y echarse la siesta.
De la comida, qué quieres que te diga, ya te he contado lo que me dio de comer.
Me alegro de que te haya gustado la poesía. Si me viene la inspiración, ya pondré alguna más, no te preocupes.
Loli, yo sabes que siempre me porto bien, es que Rafi tiene muy mal carácter, sólo le dije cuando ví a su nueva perra, ¿Y ese peluche, te ha tocado en la tómbola de las fiestas del pueblo?, entonces empezó a ponerse más roja que sus tomates y se lió conmigo a voces, ¡eso no es un peluche, es mi mora!, y me echó a la calle, sacó unas bolsas con pienso para perros y gatos y los echó en una bandejas que había en el suelo y me dijo, ¡hala, vé comiendo!. Así es como pasó todo y no me quedó más remedio que irme a sentarme a un banco de piedra que había en una esquina y esperar a que ellos terminaran de comer y echarse la siesta.
De la comida, qué quieres que te diga, ya te he contado lo que me dio de comer.
Me alegro de que te haya gustado la poesía. Si me viene la inspiración, ya pondré alguna más, no te preocupes.