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MINA DIOGENES: Hola a todos!...

Hola a todos!
Entre los recuerdos más hermosos que tengo de las Navidades que pasamos en Mina Diogenes, puedo traer a la memoría muchos.
En Navidades toda la familia andaba "atareada" entre tanto regalo, comidas y alguna tarjeta. Todos estabamos empeñados en que por una noche y unos días, nuestras vidas fueran "más bonitas", en especial la de los niños.
Por aquel entonces yo nunca regalaba nada a nadie, pensaba (como era lógico y como tenía que ser), que los regalos los hacían "Los Reyes Magos", así que no entendía muy bien la cara de preocupación de mis padres en algunos de aquellos años. Mi preocupacion era otra, se me salía el corazón deseando tocar los regalos y ver que no era algo blando porque eso significaba que era ropa y era lo único que no quería, pobrecitos.
La infancia de mis padres no fué fácil, "Los Reyes Magos" a sus casas no llegarón, con lo cual tocaba hacerse sus propios juguetes, por eso para mi padre era importante el regalarnos alguna cosilla; de hecho creo que era otra forma de decirnos que nos quería.
Esta será la segunda Navidad que pasaremos con mi familia "un poco más incompleta" y no entiendo como la ausencia se siente más, es raro pero ahora los extrañamos más que el año pasado. No quiero que este "mensaje" salga triste porque de hecho me gusta la Navidad, sobretodo la Navidad que veo en los ojos y a través de los ojos de mis hijos, que es la misma Navidad de aquel entonces, la Navidad echa pura emoción.

DESEO DE CORAZON QUE TENGAIS UNA FELICES FIESTAS, QUE LOS MALITOS SE PONGAN BIEN Y QUE PRONTO NOS VEAMOS. UN BESO.

P. D. Hace un año, solo pedí un poquito de "alegría" en nuestras vidas, se me concedió, en Junio nos encontramos con "el foro de Mina Diogenes". Gracias a todos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Que bonito Rafa y que razón tienes en tu escrito.
Yo, que soy "unos cuantos" años mayor que tu recuerdo la ilusión de esa noche esperando que me trajeran mi plumier de madera de dos pisos, mi caja de lápices Alpino, una naranja California casi tan grande como una pelota de baloncesto y unos calcetines de hilo grises o marrones.
Algunas veces, las menos, me traían una muñeca con la cara de cartón que, claro está, no podías lavarla porque se le borraban los coloretes ¡que felices éramos!.
Yo quiero ... (ver texto completo)