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Amigos y amigas de Minas Diógenes, perdonad, antes de nada, que no haya escrito antes unas palabras -como bien dice mi amigo Antonio Morón-, pues más de una vez he querido hacerlo, aunque necesitaba unos momentos de tranquilidad en esta vida ajetreada que llevo. Ahora, al fin, me pongo a escribiros a todos y a todas para deciros que os quiero y siempre os tengo en el pensamiento, aunque no escriba nada en el foro, debido a mis muchos quehaceres. Este año he tenido la suerte de conoceros y entrar en este maravilloso foro que es como una catedral limpia y celeste, inundada de luz donde sólo flotan buenas vibraciones y extraordinarios sentimientos.
Ahora se acerca el día de Navidad (para mí el más tierno y hermoso del año) y, sobre todo, la Nochebuena, donde uno siente más niño, más puro y más inocente, recordando los maravillosos días de la infancia en compañía de sus padres, sus seres queridos y sus hermanos. La verdad es que, en estas fechas, uno se pone algo melancólico, recordando el tiempo perdido y los seres que se fueron (mi padre murió el mismo día 24 de diciembre, por la mañana, hace ya diecisiete años), pero, al mismo tiempo, uno es muy feliz de sentir cerca, pegados a la luz del alma, a los seres queridos que aún viven y a los que no están, pero permanecen vivos en la memoria. En fin, sólo quiero desearos a todos y a todas unas felices fiestas navideñas en compañía de vuestros familiares y desearles a los pachuchillos una pronta recuperación física y anímica para que el año que está a punto de entrar sea para ellos mejor que éste. Recuerdos y abrazos para todos y todas (Loli, Conce, Benito, Antonio, Rafuki, Enrique, Morón, Rafa, Mayte, Perico, Dorina, Apolonio, Jovita, Pepi, Anselmo, Florián el Francés, los mellizos de Oristela..., etc...). Os quiero mucho, vuestro amigo.
Alejandro López Andrada
Ahora se acerca el día de Navidad (para mí el más tierno y hermoso del año) y, sobre todo, la Nochebuena, donde uno siente más niño, más puro y más inocente, recordando los maravillosos días de la infancia en compañía de sus padres, sus seres queridos y sus hermanos. La verdad es que, en estas fechas, uno se pone algo melancólico, recordando el tiempo perdido y los seres que se fueron (mi padre murió el mismo día 24 de diciembre, por la mañana, hace ya diecisiete años), pero, al mismo tiempo, uno es muy feliz de sentir cerca, pegados a la luz del alma, a los seres queridos que aún viven y a los que no están, pero permanecen vivos en la memoria. En fin, sólo quiero desearos a todos y a todas unas felices fiestas navideñas en compañía de vuestros familiares y desearles a los pachuchillos una pronta recuperación física y anímica para que el año que está a punto de entrar sea para ellos mejor que éste. Recuerdos y abrazos para todos y todas (Loli, Conce, Benito, Antonio, Rafuki, Enrique, Morón, Rafa, Mayte, Perico, Dorina, Apolonio, Jovita, Pepi, Anselmo, Florián el Francés, los mellizos de Oristela..., etc...). Os quiero mucho, vuestro amigo.
Alejandro López Andrada