Pepi, hermana, parece que tenemos telepatía. Desde que me levanté y puse la SER, no he dejado de pensar en las escenas que has descrito. Debo hacerte una aclaración: no nos daba anís; nos hacía una palomita (agua con unas gotitas de anís). Previamente habíamos ido a buscar, con nuestro padre, una bonita rama de enebro que engalanábamos con las guirnaldas brillantes y bolas de colores. Aunque nunca nos tocara ningún premio a la lotería, nuestra fortuna está en haber tenido un padre y una madre excepcionales. Ellos han sido, aún continúan siéndolo, nuestro mayor tesoro. Un fuerte abrazo. Jovita