Diogeneros, como veo que os aburro con los villancicos, os mando estos otros que cantábamos, como recordareis, con nuestros queridos abuelos y padres. Como ya estamos muy mayorcitos, (que no.... que es broma), os vendrá bien darle un poco, en estos días de fiesta, a las neuronas y a las cuerdas vocales y al mismo tiempo nos olvidamos de nuestros pequeños achaques.
Si alguien hace algún comentario que no me guste le amenazo con enviarle diariamente cinco o diez más.
No quiero nombrar a nadie porque de todos me acuerdo con cariño y la lista ocuparía más que los villancicos.
Besos para todos
EL CIEGO Y LA VIRGEN
Camina la Virgen pura,
camina para Belén;
el camino, como es largo,
pide el Niño de beber.
Las aguas están muy turbias,
que no se pueden beber.
En lo alto de aquel cerro
ricas naranjas se ven;
las está guardando un ciego,
ciego de rica vejez.
-Ciego, deme una naranja,
que mi Niño tiene sed.
-Cójala usté, gran señora,
que yo no la puedo ver.
La Virgen, con cortedad,
no ha cogido más que tres;
una le dio a su niñito,
otra a su esposo José,
otra se quedó en la mano
para el Niño entretener.
Apenas se va la Virgen
el ciego comienza a ver.
-Ciego, ¿quién te ha dado la vista?
-Me la ha dado una mujer:
no sé si será la Virgen
o su esposo San José.
EL NIÑO PERDIDO
Madre a la puerta hay un niño,
Más hermoso que el sol bello,
Y dice que tiene frío
Porque viene casi en cueros.
Anda dile que entre
Y se calentará
Porque en este mundo
Ya no hay caridad.
Entra el niño y se calienta
Y después de calentado
Le pregunta la patrona
De qué patria es su reinado.
Y el niño contesta:
Yo soy de Belén
Mi padre es del cielo
Mi madre también.
Ponle la cama a este niño
Pónsela con mucho agrado
Que se quedará en mi casa
Como un niño regalado.
Y el niño contesta:
Eso no señora
Que tengo una madre
Que me busca ahora
¿Tanto quieres a tu madre?
Si señora, sí la quiero
Tres días que no la he visto
Tres mil días se me han hecho.
Pues si no la encuentras
Vuélvete a esta casa
Volveré señora a darle las gracias
Si alguien hace algún comentario que no me guste le amenazo con enviarle diariamente cinco o diez más.
No quiero nombrar a nadie porque de todos me acuerdo con cariño y la lista ocuparía más que los villancicos.
Besos para todos
EL CIEGO Y LA VIRGEN
Camina la Virgen pura,
camina para Belén;
el camino, como es largo,
pide el Niño de beber.
Las aguas están muy turbias,
que no se pueden beber.
En lo alto de aquel cerro
ricas naranjas se ven;
las está guardando un ciego,
ciego de rica vejez.
-Ciego, deme una naranja,
que mi Niño tiene sed.
-Cójala usté, gran señora,
que yo no la puedo ver.
La Virgen, con cortedad,
no ha cogido más que tres;
una le dio a su niñito,
otra a su esposo José,
otra se quedó en la mano
para el Niño entretener.
Apenas se va la Virgen
el ciego comienza a ver.
-Ciego, ¿quién te ha dado la vista?
-Me la ha dado una mujer:
no sé si será la Virgen
o su esposo San José.
EL NIÑO PERDIDO
Madre a la puerta hay un niño,
Más hermoso que el sol bello,
Y dice que tiene frío
Porque viene casi en cueros.
Anda dile que entre
Y se calentará
Porque en este mundo
Ya no hay caridad.
Entra el niño y se calienta
Y después de calentado
Le pregunta la patrona
De qué patria es su reinado.
Y el niño contesta:
Yo soy de Belén
Mi padre es del cielo
Mi madre también.
Ponle la cama a este niño
Pónsela con mucho agrado
Que se quedará en mi casa
Como un niño regalado.
Y el niño contesta:
Eso no señora
Que tengo una madre
Que me busca ahora
¿Tanto quieres a tu madre?
Si señora, sí la quiero
Tres días que no la he visto
Tres mil días se me han hecho.
Pues si no la encuentras
Vuélvete a esta casa
Volveré señora a darle las gracias