Un grupo de vecinos realiza una protesta en el tramo de la N-401 en el que se produjo el accidente de tráfico mortal del pasado sábado
Tras el accidente ocurrido el pasado sábado a la altura del kilómetro 178 de la N-401, en el que se produjo un muerto, los vecinos de la cercana pedanía miguelturreña de Peralvillo han iniciado una campaña para llamar la atención sobre la peligrosidad de ese tramo de la carretera. Ayer, algunos de ellos se manifestaban para pedir a las autoridades «una solución» para el que consideran un «peligroso punto negro».
Mostrando una pancarta en la que se podía leer 'Vecinos de Peralvillo-No más muertes', un pequeño grupo de personas estuvo durante la mañana en la curva en la que se produjo el fatal accidente. Uno de ellos era Luis Orejón Sánchez-Reseco, guarda rural del Ayuntamiento de Miguelturra destinado a la aldea, quien explicó que en la zona del accidente se han producido ya hasta ocho muertos en un período no mayor de siete años.
Otro de los participantes en la concentración, Manuel Arroyo, puntualizó que al menos una vez al mes se produce una salida de la carretera en ese punto; si esto no es tan conocido, argumentó Arroyo, es que muchas de esas salidas de vía son de un sólo vehículo y no conllevan mayores consecuencias que leves abolladuras.
El motivo de tantos accidentes, según el guarda, es que en el tramo se combinan un cambio de rasante y una curva, de manera que «cuando bajas la cuesta se ve que se puede adelantar, pero cuando ya estás a mitad de ella hay unos árboles que impiden la visibilidad». La situación se agrava en los días de lluvia, porque el aceite residual que se deposita sobre la carretera, combinado con las precipitaciones, puede hacer perder el control a los coches que intentan frenar al ver que entran en una curva cuesta abajo. «Incluso un hijo mío, el invierno pasado, también se salió y se cayó allí al río», indica Luis Orejón; por suerte, en este caso no pasó de un susto.
De ahí que los vecinos pidan que, al menos se señalice la peligrosidad del tramo, para que a los que no conozcan la carretera no les pillen desprevenidos la curva y el cambio de rasante. Lucas Orejón también sugiere, si fuera técnicamente posible rebajar el resalto del cambio de rasante, para que quien venga desde Ciudad Real pueda ver que va a pasar una curva en cuesta abajo, y Arroyo propone «enderezar» el trazado de la curva para que no sea tan pronunciado.
La concentración celebrada ayer tuvo una asistencia escasa, según Arroyo, porque se planificó a última hora de la noche anterior. Para seguir con su reivindicación, los vecinos estudian cortar entre hoy y mañana el tráfico en la carretera. «Si estos no toman soluciones rápido», advierte uno de los participantes en la protesta de ayer, «se cortará el tráfico, y durante bastante tiempo».
Todavía crítico. En cuanto al único herido que permanece hospitalizado por el accidente, un bebé de 12 meses que viajaba en uno de los vehículos implicados, seguía ingresado en la UCI Pediátrica del Hospital General de Ciudad Real en estado crítico al cierre de esta edición.
Tras el accidente ocurrido el pasado sábado a la altura del kilómetro 178 de la N-401, en el que se produjo un muerto, los vecinos de la cercana pedanía miguelturreña de Peralvillo han iniciado una campaña para llamar la atención sobre la peligrosidad de ese tramo de la carretera. Ayer, algunos de ellos se manifestaban para pedir a las autoridades «una solución» para el que consideran un «peligroso punto negro».
Mostrando una pancarta en la que se podía leer 'Vecinos de Peralvillo-No más muertes', un pequeño grupo de personas estuvo durante la mañana en la curva en la que se produjo el fatal accidente. Uno de ellos era Luis Orejón Sánchez-Reseco, guarda rural del Ayuntamiento de Miguelturra destinado a la aldea, quien explicó que en la zona del accidente se han producido ya hasta ocho muertos en un período no mayor de siete años.
Otro de los participantes en la concentración, Manuel Arroyo, puntualizó que al menos una vez al mes se produce una salida de la carretera en ese punto; si esto no es tan conocido, argumentó Arroyo, es que muchas de esas salidas de vía son de un sólo vehículo y no conllevan mayores consecuencias que leves abolladuras.
El motivo de tantos accidentes, según el guarda, es que en el tramo se combinan un cambio de rasante y una curva, de manera que «cuando bajas la cuesta se ve que se puede adelantar, pero cuando ya estás a mitad de ella hay unos árboles que impiden la visibilidad». La situación se agrava en los días de lluvia, porque el aceite residual que se deposita sobre la carretera, combinado con las precipitaciones, puede hacer perder el control a los coches que intentan frenar al ver que entran en una curva cuesta abajo. «Incluso un hijo mío, el invierno pasado, también se salió y se cayó allí al río», indica Luis Orejón; por suerte, en este caso no pasó de un susto.
De ahí que los vecinos pidan que, al menos se señalice la peligrosidad del tramo, para que a los que no conozcan la carretera no les pillen desprevenidos la curva y el cambio de rasante. Lucas Orejón también sugiere, si fuera técnicamente posible rebajar el resalto del cambio de rasante, para que quien venga desde Ciudad Real pueda ver que va a pasar una curva en cuesta abajo, y Arroyo propone «enderezar» el trazado de la curva para que no sea tan pronunciado.
La concentración celebrada ayer tuvo una asistencia escasa, según Arroyo, porque se planificó a última hora de la noche anterior. Para seguir con su reivindicación, los vecinos estudian cortar entre hoy y mañana el tráfico en la carretera. «Si estos no toman soluciones rápido», advierte uno de los participantes en la protesta de ayer, «se cortará el tráfico, y durante bastante tiempo».
Todavía crítico. En cuanto al único herido que permanece hospitalizado por el accidente, un bebé de 12 meses que viajaba en uno de los vehículos implicados, seguía ingresado en la UCI Pediátrica del Hospital General de Ciudad Real en estado crítico al cierre de esta edición.