Soy un puertollanense, que salió joven a trabajar fuera y conocer otros lugares y otras gentes, era principio de los setenta y tiempos de muchos deseos de libertad y democracia, entonces el pueblo que era grande se me hacia pequeño, la distancia y los años dan perspectiva a la visión radical e ilusionante de la juventud, visito varias veces al año a mi familia y a "mi pueblo" y por encima de cualquier análisis de su evolución y situación actual, Puertollano es un sentimiento, vuelvo a mi infancia y adolescencia, al terruño y a las raices, soy con los años lo que corretee por sus calles y sentí con sus gentes, mi gente y mi tierra.