MAGICO LUGAR
Y allí estaba él, esperándola, como quien espera el mejor de los regalos, cuando a lo lejos la vio dirigirse hacia él, su porte alegre, vestida como una adolescente ibicenca, su falda blanca, atravesada por los rayos del sol, dejaba ver sus piernas bien formadas; su blusa blanca le daba un aire jovial; toda en conjunto lucía una moldeada figura. Su sonrisa picarona y mirada alegre le cautivaban y hacia que su corazón latiera tan deprisa, como queriendo salirse y alcanzarla antes.
Cuando la tuvo frente a él, enmudeció, los nervios jugaron mala pasada y solo alcanzó a decirle “estas preciosa”, a lo que ella respondió con un “tú también te ves bien”.
Él vestía bermudas y camiseta blanca, como habían acordado, lo cual resaltaba más su piel morena.
Emprendieron la marcha durante la cual, le fue diciendo que la llevaría a un lugar que nunca olvidaría, sus manos se fueron aproximando hasta quedar entrelazadas, sintiendo uno la suavidad de la piel y ella el calor y sudor de los nervios de que él era preso.
Su conversación fue transcurriendo con normalidad hasta que llegaron al destino que él había elegido para ese encuentro. Ante sus ojos se encontraba un lugar mágico, bello, idílico. En pleno corazón de la naturaleza estaba ella “la cascada”, majestuosa, era un conjunto lleno de embrujo que la dejó sin palabras, él la condujo hacia un rincón de dicho entorno, donde decidieron descansar tras el largo paseo. Sentados él detrás de ella, cruzó sus brazos por delante y la apretó junto a su cuerpo, como queriendo fundirse con ella. Mientras hablaban cerraban sus ojos y escuchando el sonido de la cascada caer…soñaban y hasta podían oír una música que les invadía, llevándoles a sentirse niños y hacer locuras, se levantaron y sin soltar sus manos corrieron hacia la cascada, y se atrevieron a meterse bajo su agua, la fuerza con que fluía les golpeaba, pero resistían, sus cuerpos comenzaron a mojarse, y mientras ellos reían y reían, como si quisieran hacer partícipes al mundo de su alegría, sus ropas se empapaban pegándose a sus cuerpos, mostrando cada poro de su piel y dibujando fielmente la figura de ambos, que en ese momento se fundían en un abrazo, queriendo detener el tiempo y grabar en sus memorias, esa bella imagen de dos seres que se amaban, con una pasión en esos momentos encendida, haciendo que las mariposas revolotearan por sus cuerpos, y sus labios ardientes permanecieran pegados, atrapados por la magia del momento…esa magia que les acompañaría cada día de sus vidas
Loli Gómez
Y allí estaba él, esperándola, como quien espera el mejor de los regalos, cuando a lo lejos la vio dirigirse hacia él, su porte alegre, vestida como una adolescente ibicenca, su falda blanca, atravesada por los rayos del sol, dejaba ver sus piernas bien formadas; su blusa blanca le daba un aire jovial; toda en conjunto lucía una moldeada figura. Su sonrisa picarona y mirada alegre le cautivaban y hacia que su corazón latiera tan deprisa, como queriendo salirse y alcanzarla antes.
Cuando la tuvo frente a él, enmudeció, los nervios jugaron mala pasada y solo alcanzó a decirle “estas preciosa”, a lo que ella respondió con un “tú también te ves bien”.
Él vestía bermudas y camiseta blanca, como habían acordado, lo cual resaltaba más su piel morena.
Emprendieron la marcha durante la cual, le fue diciendo que la llevaría a un lugar que nunca olvidaría, sus manos se fueron aproximando hasta quedar entrelazadas, sintiendo uno la suavidad de la piel y ella el calor y sudor de los nervios de que él era preso.
Su conversación fue transcurriendo con normalidad hasta que llegaron al destino que él había elegido para ese encuentro. Ante sus ojos se encontraba un lugar mágico, bello, idílico. En pleno corazón de la naturaleza estaba ella “la cascada”, majestuosa, era un conjunto lleno de embrujo que la dejó sin palabras, él la condujo hacia un rincón de dicho entorno, donde decidieron descansar tras el largo paseo. Sentados él detrás de ella, cruzó sus brazos por delante y la apretó junto a su cuerpo, como queriendo fundirse con ella. Mientras hablaban cerraban sus ojos y escuchando el sonido de la cascada caer…soñaban y hasta podían oír una música que les invadía, llevándoles a sentirse niños y hacer locuras, se levantaron y sin soltar sus manos corrieron hacia la cascada, y se atrevieron a meterse bajo su agua, la fuerza con que fluía les golpeaba, pero resistían, sus cuerpos comenzaron a mojarse, y mientras ellos reían y reían, como si quisieran hacer partícipes al mundo de su alegría, sus ropas se empapaban pegándose a sus cuerpos, mostrando cada poro de su piel y dibujando fielmente la figura de ambos, que en ese momento se fundían en un abrazo, queriendo detener el tiempo y grabar en sus memorias, esa bella imagen de dos seres que se amaban, con una pasión en esos momentos encendida, haciendo que las mariposas revolotearan por sus cuerpos, y sus labios ardientes permanecieran pegados, atrapados por la magia del momento…esa magia que les acompañaría cada día de sus vidas
Loli Gómez