EL LA LARGA SENDA.
El agudo chirrido de los goznes, de un enorme portalón, me acogen después de una larga jornada. Atrás, queda el viento despiadado, en este día de un mas de diciembre: Viento y nieve, y ni un franco en el bolsillo. Torpemente, a causa de mis manos ateridas (en la emigración hay muchos rugidos de hambre) busco en mi bolsillo la llave de mi habitación, despues de trepar por la empinada escalera, que me llevaría hasta la buhardilla, alquilada por demasiados francos a mi entender, en ese Paris de los años 60. Me asomo a la ventana (la única) Copos de nieve, revolotean por encima de los tejados, ya cubiertos de fría blancura. Son las frías mariposas de invierno, me digo, mientras me dispongo a pelar unas patatas... a la vez que sonrío, pensando en que hacía solo unos días, en una barraca, las encontraría heladas.
Pero pienso y miro, a lo lejos, la ciudad despierta, arropada en la nieve.
Ya había conocido, a Pedro: fuera un día en que tomaba un café, en "Le Royale de, Saint Cloud": Charlamos. Me contó su historia: una historia triste, que yo me empeñe, en escribir, mientras la nieve caía... y hasta se detenían algunos copos en aquella ventana destartalada, y falta de una mano de pintura.
<<<No alumbra la Luna, solamente escenas de amor, esta viaja de su luz prestada, a diferentes lugares y recaba infinidad de historias, triste o alegres, que guarda en su aparente blancura. También las estrellas, las mismas estrellas, y la memoria galopante, a una niñez...
Pedro, a mi lado, con voz tomada, por emociones, me revela su historia. Habla de hombres que se contaminan de odio, tque son como fieras, en fusca de una presa. El sería la presa.
Tres niños y un anciano. Un caballo prestado por un vecino, y... montaña arriba, hacia la nieve... de la alta montaña. "Asturías, patría querida", -cantaba en el tren que me conducía, aquel día, ya pasado Burdeos_
pedro se había pasado el revés de su mano, por lo ojos, y luego la restregaría por su pantalón...! Como es posible!-dije, incapaz de mirar sus ojos, pues sabía estaba llorando.! Y yo que siempre había creído que los abuelos contaban siempre cuentos hermosos a los niños!... Aquel abuelo, con tres nietos, entre senderos y matorrales, y en la oscuridad de la noche, estaba viviendo su "cuento mas triste".
Y la Luna se asomaba en las cumbres.
"Tenéis que marcharos. Se han llevado a tu hija y a tu yerno, hasta las tapies de el huerto, de...
-! Vamos, a prisa, los mas pequeños a caballo, y tu Pedro, vigila a tus hermanos, yo iré delante. Y agarraros bien a la grupa, el camino, es largo y penosos,-decía el abuelo, delante de aquella casa, a la que él no volvería jamás.
- ¿Y mamá?! Yo quiero que venga mamá!- Gritaba la mas pequeña.
-Aprisa, monta a caballo, vamos en busca de mamá...
-! Como se mentía entonces a los pequeños! acerté a decir, mientra Pedro, pasaba de nuevo, el revés de su mano, por aquellos ojos, de buena persona, y que ya habían llorado de niño, y, por los ojos de su abuelo; un viejo minero.>>>
Ya, estaban las patatas prestas, para la tortilla, y no supe si la humedad de mis ojos, era causa, de la fritura, o el reguerdo de la historia de Pedro, que también minero, dejaría la mina, y como otros muchos atravesaría Los Pirineos.
Ya habían transcurrido, dos meses, desde que por extraño capricho del destino, me convertiría en uno de tantos, que, portando sus maletas de cartón, viajarían hacia la Europa mas libre y mas rica. Yo me preguntaba, ya el porqué, y la respuesta, me producía, sensación de malestar. Yo fuera, un niño inquieto, lleno de sueños. Un niño, que se hizo hombre demasiado deprisa, en afán de saber y de aventura. Mucho me enseñó el Madrid, de entonces. Y aquella intromisión, en el trabajo un día, en que unos hombres se llevaron, aquel hombre, aún joven, acusado de no se que, sería como una señal, de que, la vida era injusta para mucha gente.
-! En este país, esta prohibido hasta el pensamiento!-había dicho un primo mío, y luego sabría, que aquel hombre se lo llevarían al mismo lugar, en el que, ya hacía muchos años, permanecía su padre.
Acentos de todos los lugares de España, se escuchaban, en aquel tren que devoraba las llanuras francesas.
Una hermosa tortilla, solo, en aquella fría "chambre", devoraría, aquel día, de recuerdos. La nieve no cesaba de caer.
JM. LIBERTAD, continuará)
El agudo chirrido de los goznes, de un enorme portalón, me acogen después de una larga jornada. Atrás, queda el viento despiadado, en este día de un mas de diciembre: Viento y nieve, y ni un franco en el bolsillo. Torpemente, a causa de mis manos ateridas (en la emigración hay muchos rugidos de hambre) busco en mi bolsillo la llave de mi habitación, despues de trepar por la empinada escalera, que me llevaría hasta la buhardilla, alquilada por demasiados francos a mi entender, en ese Paris de los años 60. Me asomo a la ventana (la única) Copos de nieve, revolotean por encima de los tejados, ya cubiertos de fría blancura. Son las frías mariposas de invierno, me digo, mientras me dispongo a pelar unas patatas... a la vez que sonrío, pensando en que hacía solo unos días, en una barraca, las encontraría heladas.
Pero pienso y miro, a lo lejos, la ciudad despierta, arropada en la nieve.
Ya había conocido, a Pedro: fuera un día en que tomaba un café, en "Le Royale de, Saint Cloud": Charlamos. Me contó su historia: una historia triste, que yo me empeñe, en escribir, mientras la nieve caía... y hasta se detenían algunos copos en aquella ventana destartalada, y falta de una mano de pintura.
<<<No alumbra la Luna, solamente escenas de amor, esta viaja de su luz prestada, a diferentes lugares y recaba infinidad de historias, triste o alegres, que guarda en su aparente blancura. También las estrellas, las mismas estrellas, y la memoria galopante, a una niñez...
Pedro, a mi lado, con voz tomada, por emociones, me revela su historia. Habla de hombres que se contaminan de odio, tque son como fieras, en fusca de una presa. El sería la presa.
Tres niños y un anciano. Un caballo prestado por un vecino, y... montaña arriba, hacia la nieve... de la alta montaña. "Asturías, patría querida", -cantaba en el tren que me conducía, aquel día, ya pasado Burdeos_
pedro se había pasado el revés de su mano, por lo ojos, y luego la restregaría por su pantalón...! Como es posible!-dije, incapaz de mirar sus ojos, pues sabía estaba llorando.! Y yo que siempre había creído que los abuelos contaban siempre cuentos hermosos a los niños!... Aquel abuelo, con tres nietos, entre senderos y matorrales, y en la oscuridad de la noche, estaba viviendo su "cuento mas triste".
Y la Luna se asomaba en las cumbres.
"Tenéis que marcharos. Se han llevado a tu hija y a tu yerno, hasta las tapies de el huerto, de...
-! Vamos, a prisa, los mas pequeños a caballo, y tu Pedro, vigila a tus hermanos, yo iré delante. Y agarraros bien a la grupa, el camino, es largo y penosos,-decía el abuelo, delante de aquella casa, a la que él no volvería jamás.
- ¿Y mamá?! Yo quiero que venga mamá!- Gritaba la mas pequeña.
-Aprisa, monta a caballo, vamos en busca de mamá...
-! Como se mentía entonces a los pequeños! acerté a decir, mientra Pedro, pasaba de nuevo, el revés de su mano, por aquellos ojos, de buena persona, y que ya habían llorado de niño, y, por los ojos de su abuelo; un viejo minero.>>>
Ya, estaban las patatas prestas, para la tortilla, y no supe si la humedad de mis ojos, era causa, de la fritura, o el reguerdo de la historia de Pedro, que también minero, dejaría la mina, y como otros muchos atravesaría Los Pirineos.
Ya habían transcurrido, dos meses, desde que por extraño capricho del destino, me convertiría en uno de tantos, que, portando sus maletas de cartón, viajarían hacia la Europa mas libre y mas rica. Yo me preguntaba, ya el porqué, y la respuesta, me producía, sensación de malestar. Yo fuera, un niño inquieto, lleno de sueños. Un niño, que se hizo hombre demasiado deprisa, en afán de saber y de aventura. Mucho me enseñó el Madrid, de entonces. Y aquella intromisión, en el trabajo un día, en que unos hombres se llevaron, aquel hombre, aún joven, acusado de no se que, sería como una señal, de que, la vida era injusta para mucha gente.
-! En este país, esta prohibido hasta el pensamiento!-había dicho un primo mío, y luego sabría, que aquel hombre se lo llevarían al mismo lugar, en el que, ya hacía muchos años, permanecía su padre.
Acentos de todos los lugares de España, se escuchaban, en aquel tren que devoraba las llanuras francesas.
Una hermosa tortilla, solo, en aquella fría "chambre", devoraría, aquel día, de recuerdos. La nieve no cesaba de caer.
JM. LIBERTAD, continuará)
AMIGO Juan, bello relato el que nos has dejado pero de triste destino para aquellos que fueron sus protagonistas principales en aquella obra de tiranía e injusticia siempre bien organizada.
Esperemos y recemos para que a ningún descerebrado le de por jugar a la guerra por divertimento y en ella nos veamos si no de protagonistas tal vez de extras forzosos.
Venga AMIGO, que tengas una buena noche y pide tus regalos que a buen seguro te has ganado parte del cielo….
Esperemos y recemos para que a ningún descerebrado le de por jugar a la guerra por divertimento y en ella nos veamos si no de protagonistas tal vez de extras forzosos.
Venga AMIGO, que tengas una buena noche y pide tus regalos que a buen seguro te has ganado parte del cielo….