(continuación)
- Cuando, deise de vhover venes á barraca, te daremos un lugar, os camaradas e ou, para dormir! Deus irá manhaá!.
Dejaría de llover y caminaríamos mucho tiempo, a lo largo de aquel sendero, desd el lugar en que nos había dejado el autobús. Apenas hablamos. Dos pechos anudados de silencios.
Áquí trago un espanhol que no tem onde dormir...
" Si me prestas una mano amiga, se atenuará mi tristeza: decía el viento.
"Hemano, el árbol de la soledad, gotea de sus, por los ojos de sus ramas
heridas, por tanta indiferencia"
-Aluma o fogo para enchugar a roupa...
La estufa producía un leve murmullo, que alternaba, con el chisporroteo de los leños consumidos. Pis pantalones yacían sobre un burdo taburete, y. el vapor, que estos desprendían, remontataba lentamente, para desaparecer luego.
La viejas y ásperas mantas, cubrirían mi cuerpo, y aquella noche se me antojaron sabanas blanquísimas. Acurrucado en ellas soñé, que en alguna parte caía la lluvia con dulzura... unas veces, otras ráfagas de vientos feroces. sobre un hombre que aún era niño, que aún rezaba entra carrizales. pero que de pronto una mañana, se viera atravesando un valle, luego otro y otro, hasta llegar a aquel pequeño pueblo, conde esperaba, "El amo". "El amó" era uno de esos hombres "de entonces": lucía un fino bigote, que no pasaría para mi desapercibido. pues ya conocería a otros, que vestían camisa azul, pistola al cinto. (Debo señalar, haber conocido a otros, que no eran de esa calaña) "El amo, me indicó, donde dejar mis escasas pertenencias: era un cuatucho lleno de trastos viejos y alumbrado por una bombilla que apenas daba luz. Lo que sería mi dormitorio, era muy cerca de las cuadras, un monton de paja, no muy limpia por cierto, ni una manta. Llovía, pero ya ese día, bajo una techumbre sobre un
recinto frío, Allí estba Rosa.
Rosa venía de un pueblo hacia Soria.´Había llegado, durante, aquellos días que en los cielos, volaban pájaros oscuros. En el pueblo de Rosa dejarían caer su carga. Apenas se acordaba, de como llegó has ta este pueblo, si que entre mucha gente que huía hacia el sur.
! Hacia el Sur! - me dije mientras trenzaba los ajos. Rosa, dejaría de estar triste los tres días que aguanté a aquel tirano, que no tenía hijos... ni corazón para aquella pequeña esclava, a quien su mujer, y "el amo" trataban con indiferencia. El día que llegué, pensé que sería hija. Pero al día siguiente de llegar, viera que solo era una sirvienta mas, venía de la fuente en la plaza, don un pesado cubo de agua, y al abrir el portalón, tropecé con ella y la arrebaté el cubo de sus pequeñas manos, me seguí por el patio, cuando "la señora" de la casa gritó:
-! Deja que acostumbre a ganarse las judías!
-Aquello me rebeló. y máxime cuando de nuevo dijo:
-! Y tu: coge las mulas y llevalas a beber a la fuente!
-Ya lo he hecho..."señora"
Sería la segunda vez, y la última, que llamara a alguien señor. en mi se estaba gestando una especie de rebeldía.
Sería media noche, de el tercer día, que me acercaría al también cuartucho de Rosa-ya había estado el día anterior- y ella pensó que venía a charlar, rompió a llorar cuando le dije:
-Rosa, me voy... me voy ahora mismo! Como lloraba aquella niña, a mi abrazada! Doce años... Muchas veces la he recordado, y creo que desde mi recuerdo, he estado enamorado de ella.
De esto habían pasado muchos años, años de los que la memoria, parecería ser cruel. Muchos años, y hoy he despertado de nuevo en medio de las miserias del mundo.
Al día siguiente, el dueño de aquella inmunda barraca,, hizo acto de presencia, preguntando, si pensaba en quedarme. Le dije que solo tres días, que había encontrado otra "chambre" y que regresaba a Saint Cloud. Me cobró los tres días.
Joao, tenía intención de cambiar de trabajo; mejor pagado según el.
En esos días había conocido, a dos hermanas de Aranda de Duero, simpatizamos. La mas joven tenía 17 años, 19 la mayor. Vivían separadas. La mayor me indicó, donde quedaba libre una habitación. Creo que yo le gustaba, pero lo ciero era que apenas si me había fijado en sus coqueteos, mi situación no estaba para alegrías: solo unos francos en el bolsillo, y no tenía ni idea de cuando, pe pagarían en la empresa. Dicha "chabre" (habitación), quedaría libre unos días después, mientras tanto convenimos, que mi maleta se quedaría, en casa de la hermana pequeña, la cual vivía cerca de aquel hotelucho que acabada de dejar. Ya había conocido a Carmen, que también vivía muy cerca, y... bueno alguna noche me había quedado con ella.
En casa de una Valenciana que no recuerdo su nombre, si se decía que en España había ejercido el oficio mas viejo, permaneceríamos, aquella, noche de un find semana, hasta hora muy avanzadas, y la conversación giraría, en torno al sexo y poco mas, lo que originaria sin duda, el deseo, de Angelita (asi sellamaba la hermana mas joven) que esta se empeñaría, una vez la habitación de que disponía, (conviene que señale, que las muchachas que trabajaban en Francia, tienen a su disposición una habitación: es la ley) comenzaría a desnudarse, delante de mi sin ningún reparo. Dije:
-! Me voy Angelita!
- Puedes quedarte... no me importa- dijo con timidez.
- No me quedé, aún sabiendo lo que pretendía. No me quedé, pese a que diera un gran portazo, muy enfadada... por no acostarme con ella, como sabría dspués, por un portugués, el cual si lo haría, y hasta le comentó eso que se dice ahora de salir del armario. Tampoco sabría nunca aquella muchacha, que si, que me me hubiera acostado con ella, sino hubiera sido tan joven, y. porque Carmen, me esperaba, y allí había dejado aquella tarde mis utensilios de afeitar...
La soledad es dura, y en ella, nacen diferentes instintos que llevan a la supervivencia, y dentro de elle a la amor, corto o largo.
En la Zanga, al l Lunes siguiente, me diría Joao.
-Me voy atro trabajo amigo, el suldo es mucho mayor, aunque según me dice o camarade, ez peligroso.
-Vale mas, bueno cono cido, qieue malo por conocer-Le dije.
-Tu siempre con tus refranes españoles- dijo el.
-Los refranes, dicen de sabiduría, y añadí: No muy lejos de aqui tengo mi nuevo domicilio.
No se marcharía, ni ese día ni al siguiente, Una gran nevada cayó sobre París. Lejoas quedaban la primaveras. Todo serian soledades y frío. Yo ya había conocido algunos españoles, y las tarde s de los domingos. me reunía con ellos
La gran nevada, me desconcertó. No quería decir que solo me quedaba, lo justo para regresar.
Acudíría al trabajo y no había nadie. Encendí la estufa de la cabaña aquella, y me decía: "Me marcho: demasiadas cosas malas y otra peores... El ruido de un camión me saco de mis reflexiones. El chofer me indicó que subiera., Alli estaba Joao.
! Hola! ¿has cobrado?
! No... ni ten siquiera, se si cobramos ni donde!
- Pasamos ahora por la oficina, dice el chofer que tenemos que recoger al algeliano.
Llegaríamos, y entramos en la oficina, que ya me había acompañado otro día Joao pero que no sabía yo que estaba tan cerca. Cobré y se me antojó que mucho, teniendo en cuenta, lo que seganaba en España.
Toda la mañana estuvimos echado sal por las calles.
"Habrá algún lugar en la tierra, lleno de tronos y canciones
de pájaros, de ahora y pájaros de entonces...
y escucho su llamada,. Y me hablan de amores.
también el viento canta, desamores, sin flores.
J. M (LIBERTAD)
- Cuando, deise de vhover venes á barraca, te daremos un lugar, os camaradas e ou, para dormir! Deus irá manhaá!.
Dejaría de llover y caminaríamos mucho tiempo, a lo largo de aquel sendero, desd el lugar en que nos había dejado el autobús. Apenas hablamos. Dos pechos anudados de silencios.
Áquí trago un espanhol que no tem onde dormir...
" Si me prestas una mano amiga, se atenuará mi tristeza: decía el viento.
"Hemano, el árbol de la soledad, gotea de sus, por los ojos de sus ramas
heridas, por tanta indiferencia"
-Aluma o fogo para enchugar a roupa...
La estufa producía un leve murmullo, que alternaba, con el chisporroteo de los leños consumidos. Pis pantalones yacían sobre un burdo taburete, y. el vapor, que estos desprendían, remontataba lentamente, para desaparecer luego.
La viejas y ásperas mantas, cubrirían mi cuerpo, y aquella noche se me antojaron sabanas blanquísimas. Acurrucado en ellas soñé, que en alguna parte caía la lluvia con dulzura... unas veces, otras ráfagas de vientos feroces. sobre un hombre que aún era niño, que aún rezaba entra carrizales. pero que de pronto una mañana, se viera atravesando un valle, luego otro y otro, hasta llegar a aquel pequeño pueblo, conde esperaba, "El amo". "El amó" era uno de esos hombres "de entonces": lucía un fino bigote, que no pasaría para mi desapercibido. pues ya conocería a otros, que vestían camisa azul, pistola al cinto. (Debo señalar, haber conocido a otros, que no eran de esa calaña) "El amo, me indicó, donde dejar mis escasas pertenencias: era un cuatucho lleno de trastos viejos y alumbrado por una bombilla que apenas daba luz. Lo que sería mi dormitorio, era muy cerca de las cuadras, un monton de paja, no muy limpia por cierto, ni una manta. Llovía, pero ya ese día, bajo una techumbre sobre un
recinto frío, Allí estba Rosa.
Rosa venía de un pueblo hacia Soria.´Había llegado, durante, aquellos días que en los cielos, volaban pájaros oscuros. En el pueblo de Rosa dejarían caer su carga. Apenas se acordaba, de como llegó has ta este pueblo, si que entre mucha gente que huía hacia el sur.
! Hacia el Sur! - me dije mientras trenzaba los ajos. Rosa, dejaría de estar triste los tres días que aguanté a aquel tirano, que no tenía hijos... ni corazón para aquella pequeña esclava, a quien su mujer, y "el amo" trataban con indiferencia. El día que llegué, pensé que sería hija. Pero al día siguiente de llegar, viera que solo era una sirvienta mas, venía de la fuente en la plaza, don un pesado cubo de agua, y al abrir el portalón, tropecé con ella y la arrebaté el cubo de sus pequeñas manos, me seguí por el patio, cuando "la señora" de la casa gritó:
-! Deja que acostumbre a ganarse las judías!
-Aquello me rebeló. y máxime cuando de nuevo dijo:
-! Y tu: coge las mulas y llevalas a beber a la fuente!
-Ya lo he hecho..."señora"
Sería la segunda vez, y la última, que llamara a alguien señor. en mi se estaba gestando una especie de rebeldía.
Sería media noche, de el tercer día, que me acercaría al también cuartucho de Rosa-ya había estado el día anterior- y ella pensó que venía a charlar, rompió a llorar cuando le dije:
-Rosa, me voy... me voy ahora mismo! Como lloraba aquella niña, a mi abrazada! Doce años... Muchas veces la he recordado, y creo que desde mi recuerdo, he estado enamorado de ella.
De esto habían pasado muchos años, años de los que la memoria, parecería ser cruel. Muchos años, y hoy he despertado de nuevo en medio de las miserias del mundo.
Al día siguiente, el dueño de aquella inmunda barraca,, hizo acto de presencia, preguntando, si pensaba en quedarme. Le dije que solo tres días, que había encontrado otra "chambre" y que regresaba a Saint Cloud. Me cobró los tres días.
Joao, tenía intención de cambiar de trabajo; mejor pagado según el.
En esos días había conocido, a dos hermanas de Aranda de Duero, simpatizamos. La mas joven tenía 17 años, 19 la mayor. Vivían separadas. La mayor me indicó, donde quedaba libre una habitación. Creo que yo le gustaba, pero lo ciero era que apenas si me había fijado en sus coqueteos, mi situación no estaba para alegrías: solo unos francos en el bolsillo, y no tenía ni idea de cuando, pe pagarían en la empresa. Dicha "chabre" (habitación), quedaría libre unos días después, mientras tanto convenimos, que mi maleta se quedaría, en casa de la hermana pequeña, la cual vivía cerca de aquel hotelucho que acabada de dejar. Ya había conocido a Carmen, que también vivía muy cerca, y... bueno alguna noche me había quedado con ella.
En casa de una Valenciana que no recuerdo su nombre, si se decía que en España había ejercido el oficio mas viejo, permaneceríamos, aquella, noche de un find semana, hasta hora muy avanzadas, y la conversación giraría, en torno al sexo y poco mas, lo que originaria sin duda, el deseo, de Angelita (asi sellamaba la hermana mas joven) que esta se empeñaría, una vez la habitación de que disponía, (conviene que señale, que las muchachas que trabajaban en Francia, tienen a su disposición una habitación: es la ley) comenzaría a desnudarse, delante de mi sin ningún reparo. Dije:
-! Me voy Angelita!
- Puedes quedarte... no me importa- dijo con timidez.
- No me quedé, aún sabiendo lo que pretendía. No me quedé, pese a que diera un gran portazo, muy enfadada... por no acostarme con ella, como sabría dspués, por un portugués, el cual si lo haría, y hasta le comentó eso que se dice ahora de salir del armario. Tampoco sabría nunca aquella muchacha, que si, que me me hubiera acostado con ella, sino hubiera sido tan joven, y. porque Carmen, me esperaba, y allí había dejado aquella tarde mis utensilios de afeitar...
La soledad es dura, y en ella, nacen diferentes instintos que llevan a la supervivencia, y dentro de elle a la amor, corto o largo.
En la Zanga, al l Lunes siguiente, me diría Joao.
-Me voy atro trabajo amigo, el suldo es mucho mayor, aunque según me dice o camarade, ez peligroso.
-Vale mas, bueno cono cido, qieue malo por conocer-Le dije.
-Tu siempre con tus refranes españoles- dijo el.
-Los refranes, dicen de sabiduría, y añadí: No muy lejos de aqui tengo mi nuevo domicilio.
No se marcharía, ni ese día ni al siguiente, Una gran nevada cayó sobre París. Lejoas quedaban la primaveras. Todo serian soledades y frío. Yo ya había conocido algunos españoles, y las tarde s de los domingos. me reunía con ellos
La gran nevada, me desconcertó. No quería decir que solo me quedaba, lo justo para regresar.
Acudíría al trabajo y no había nadie. Encendí la estufa de la cabaña aquella, y me decía: "Me marcho: demasiadas cosas malas y otra peores... El ruido de un camión me saco de mis reflexiones. El chofer me indicó que subiera., Alli estaba Joao.
! Hola! ¿has cobrado?
! No... ni ten siquiera, se si cobramos ni donde!
- Pasamos ahora por la oficina, dice el chofer que tenemos que recoger al algeliano.
Llegaríamos, y entramos en la oficina, que ya me había acompañado otro día Joao pero que no sabía yo que estaba tan cerca. Cobré y se me antojó que mucho, teniendo en cuenta, lo que seganaba en España.
Toda la mañana estuvimos echado sal por las calles.
"Habrá algún lugar en la tierra, lleno de tronos y canciones
de pájaros, de ahora y pájaros de entonces...
y escucho su llamada,. Y me hablan de amores.
también el viento canta, desamores, sin flores.
J. M (LIBERTAD)