A LA TRAICION DE UNA HERMOSA
Tú que prendiste ayer los aurorales
fulgores del amor en mi ventana;
tú, bella infiel, adoración lejana
Madona de eucologios y misales:
Tú, que ostentas reflejos siderales
en el pecho enjoyado, grave hermana,
y en tus ojos, con lumbre sobrehumana,
brillan las tres virtudes teologales:
no pienses que tal vez te guardo encono
por tus nupcias de hoy. Que te bendiga
mi señor Jesucristo. Yo perdono
tu flaqueza, y esclavo de tu hechizo
de tu primer hijuelo, dulce amiga,
celebraré en mis versos el bautizo.
De nuevo por aqui para dejaros un poco de lo que yo humildemente copio espero sea de buestro agrado
un abrazooooooooooooooooooooo
Tú que prendiste ayer los aurorales
fulgores del amor en mi ventana;
tú, bella infiel, adoración lejana
Madona de eucologios y misales:
Tú, que ostentas reflejos siderales
en el pecho enjoyado, grave hermana,
y en tus ojos, con lumbre sobrehumana,
brillan las tres virtudes teologales:
no pienses que tal vez te guardo encono
por tus nupcias de hoy. Que te bendiga
mi señor Jesucristo. Yo perdono
tu flaqueza, y esclavo de tu hechizo
de tu primer hijuelo, dulce amiga,
celebraré en mis versos el bautizo.
De nuevo por aqui para dejaros un poco de lo que yo humildemente copio espero sea de buestro agrado
un abrazooooooooooooooooooooo
Y viajaría contigo por calles
porque te viera llorando.
Te ofrecí el pañuelo de mi alma
y al instante cesaría tu llanto.
Vinías-dijiste- de calles amargas,
y amapolas tristes, en humildes prados.
Venías desde niña de aquella cabaña
de inviernos, y de días pálidos...
Venías, de las calles, pobres
en medio de la calle de barro,
golpeada pero eras un ángel
hermoso, inocente y alado.
Yo supe eras limpia rosa
de rosales por inviernos golpeados.
y por eso secaría tus lágrimas,
y, como vi temblabas, cogería tu mano
¿Recuerdas que dos palomas
se estaban arrullando?
¿Recuerdas, que tus sombras
se fueron disipando,
cuando dije:! no temas
niña, no temas y solo apreté tu mano?
Entendiste, te entregaba primavera
desde la voz de mi costado.
Y se desgranó una sonrisa
de tus hermosos labios.
Y no te dije nada
de lo que estaba pensando...
Porque te encontré muy sola
y porque estabas llorando.
J. M. (libertad)
porque te viera llorando.
Te ofrecí el pañuelo de mi alma
y al instante cesaría tu llanto.
Vinías-dijiste- de calles amargas,
y amapolas tristes, en humildes prados.
Venías desde niña de aquella cabaña
de inviernos, y de días pálidos...
Venías, de las calles, pobres
en medio de la calle de barro,
golpeada pero eras un ángel
hermoso, inocente y alado.
Yo supe eras limpia rosa
de rosales por inviernos golpeados.
y por eso secaría tus lágrimas,
y, como vi temblabas, cogería tu mano
¿Recuerdas que dos palomas
se estaban arrullando?
¿Recuerdas, que tus sombras
se fueron disipando,
cuando dije:! no temas
niña, no temas y solo apreté tu mano?
Entendiste, te entregaba primavera
desde la voz de mi costado.
Y se desgranó una sonrisa
de tus hermosos labios.
Y no te dije nada
de lo que estaba pensando...
Porque te encontré muy sola
y porque estabas llorando.
J. M. (libertad)
