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Tiempos difíciles para San Antonio
Hasta hace poco la calle Cañerías, donde está ubicada la casa de Josito, se engalanaba por todo lo alto para conmemorar a San Antonio. Sin embargo, la presión vecinal ha obligado que a día de hoy, los fastos de iluminación, banderolas y flores se ciñan alrededor de la casa de Josito. Él no disimula su desencanto pero aún así, y con la ayuda de otras personas, Josito se afana en decorar la capilla donde se venera la imagen de San Antonio "para que no le falte de nada. Míralo, esta rodeado de flores y de roscos"; dulces depositados en cestas de mimbre con la intención de ser bendecidos por el santo.
Lejos de lo que se pueda pensar, son muchos los jóvenes que acuden a la casa de Josito para tocar la campana lo que da una idea del arraigo que esta figura posee en los habitantes de Puertollano.
Como un modélico centinela, Josito se pasa todo el día sentado en una silla, justo enfrente de la imagen de San Antonio. Allí conversa y cambia impresiones con todos aquellos que se pasan durante el día para venerar al Santo de Padua. En la actualidad, y debido a su vejez, Josito vive en una residencia de mayores pero no podía faltar a la cita con San Antonio. "Por eso les he pedido permiso para estar fuera una semana. Yo tengo que estar al lado de mi San Antonio", asegura este peculiar hombre que en cuestiones de veneración es irreductible.
El tañido intermitente de la campana se escuchó durante todo el día en la Calle Cañerías. Un Josito radiante y feliz, contemplaba desde su triclinio como la devoción por este santo permanece incólume.
Hasta hace poco la calle Cañerías, donde está ubicada la casa de Josito, se engalanaba por todo lo alto para conmemorar a San Antonio. Sin embargo, la presión vecinal ha obligado que a día de hoy, los fastos de iluminación, banderolas y flores se ciñan alrededor de la casa de Josito. Él no disimula su desencanto pero aún así, y con la ayuda de otras personas, Josito se afana en decorar la capilla donde se venera la imagen de San Antonio "para que no le falte de nada. Míralo, esta rodeado de flores y de roscos"; dulces depositados en cestas de mimbre con la intención de ser bendecidos por el santo.
Lejos de lo que se pueda pensar, son muchos los jóvenes que acuden a la casa de Josito para tocar la campana lo que da una idea del arraigo que esta figura posee en los habitantes de Puertollano.
Como un modélico centinela, Josito se pasa todo el día sentado en una silla, justo enfrente de la imagen de San Antonio. Allí conversa y cambia impresiones con todos aquellos que se pasan durante el día para venerar al Santo de Padua. En la actualidad, y debido a su vejez, Josito vive en una residencia de mayores pero no podía faltar a la cita con San Antonio. "Por eso les he pedido permiso para estar fuera una semana. Yo tengo que estar al lado de mi San Antonio", asegura este peculiar hombre que en cuestiones de veneración es irreductible.
El tañido intermitente de la campana se escuchó durante todo el día en la Calle Cañerías. Un Josito radiante y feliz, contemplaba desde su triclinio como la devoción por este santo permanece incólume.