El gesto: una comida a los desamparados
Finalizada la misa se procedía a dar un desayuno en frío a los pobres necesitados, consistente por lo general en media libra de chocolate y una torta por persona. Posteriormente a la 1,30 de la tarde, "Josito" ofrecía una comida extraordinaria ante el altar del Santo, que estaba situado en la puerta falsa del número 18 de la calle Aprisco. La comida proporcionada a los pobres ancianos consistía en un estofado con carne que las hermanas de Josito (Santiaga, Marta, Leonor, y Antonia) cocinaban en varías perolas del voto cedidas para este evento por el Ayuntamiento. La bebida empleada durante la comida era el vino, que ayudaba a realizar la digestión.
Los pobres eran acompañados en dicha comida por algunas personas que habían realizado una promesa a San Antonio (muchas de las cuales también se sentaban a comer), razón por la que se convertía, un año sí y otro también, en un acontecimiento multitudinario al que no faltaba nunca ni un agente de la autoridad municipal ni la chavalería del barrio, éstos especialmente, cuando advertían la presencia de un fotógrafo.
Aunque con ligeras modificaciones se continúa manteniendo la costumbre de obsequiar con un desayuno frío y una comida al mediodía (desde hace algunos; años se ofrece un arroz con pollo y postre). Hace dos años para revitalizar la festividad "Josito" decidió preparar para ello los tradicionales "roscos de San Antonio" para repartir entre los asistentes.
Finalizada la misa se procedía a dar un desayuno en frío a los pobres necesitados, consistente por lo general en media libra de chocolate y una torta por persona. Posteriormente a la 1,30 de la tarde, "Josito" ofrecía una comida extraordinaria ante el altar del Santo, que estaba situado en la puerta falsa del número 18 de la calle Aprisco. La comida proporcionada a los pobres ancianos consistía en un estofado con carne que las hermanas de Josito (Santiaga, Marta, Leonor, y Antonia) cocinaban en varías perolas del voto cedidas para este evento por el Ayuntamiento. La bebida empleada durante la comida era el vino, que ayudaba a realizar la digestión.
Los pobres eran acompañados en dicha comida por algunas personas que habían realizado una promesa a San Antonio (muchas de las cuales también se sentaban a comer), razón por la que se convertía, un año sí y otro también, en un acontecimiento multitudinario al que no faltaba nunca ni un agente de la autoridad municipal ni la chavalería del barrio, éstos especialmente, cuando advertían la presencia de un fotógrafo.
Aunque con ligeras modificaciones se continúa manteniendo la costumbre de obsequiar con un desayuno frío y una comida al mediodía (desde hace algunos; años se ofrece un arroz con pollo y postre). Hace dos años para revitalizar la festividad "Josito" decidió preparar para ello los tradicionales "roscos de San Antonio" para repartir entre los asistentes.