Son incontables las anécdotas que pueden citarse teniendo como protagonista a la campana, sin embargo vamos a dejar plasmada sólo una que, particularmente, nos ha llamado poderosamente la atención por lo inusual del caso. Sucedió en los cincuenta, fue una joven enfermera la que, después de hacer sonar en varias ocasiones la campana, se llevó el badajo de la misma, hecho éste que movió a su organizador a fijarle una tuerca al nuevo (badajo) para evitar que se repitiera el lance.