Hoy por la tarde España - Parguay, repitiendo el chiste, para guays, nosotros, jeje. Podemos.
Buenos dias Luis, jajajajaja.... muy bueno.
Es un chiste muy malo, Concepción, bonita.
Hoy una historia verídica. Yo tenía un amigo, Paco a quien le gustan mucho los gatos, y siempre que veía uno, su intención era cogerlo, lo que pasa que todos sabemos lo desconfiados que son estos animales.
Cuando yo era niño por la zona donde vivía Paseo de las Delicias, había una señora que llevaba un carro, tirado por un burro, y encima varias cajas de pescado. Paraba en un lugar y empezaba a vender, cuando dejaba de acudir gente, volvía a desplazarse a otro lugar.
El día en cuestión, mi amigo Paco, trataba de coger un gato pero el animal salió huyendo y se refugió debajo del carro de la pescadera, pero aquel día el burro estaba contento, o algo le pasaba, de manera que un enorme morcillón negro le salía de entre las piernas, y tanta salud tenía el pobre animal que a veces el morcillón casi le llegaba hasta el suelo, aquel aparato subía, bajaba se cimbreaba de tal manera que, a veces, se acercaba peligrosamente al lugar donde estaba escondido el gato, que cuando veía acercarse aquel enorme objeto bamboleante, bufaba en señal de peligro. Y ocurrió que en una de esas subidas y bajas del morcillón, se acercó tanto al gato que el animal pegó un bufido y se lanzó hacía el inquietante objeto movil, clavando las uñas de las patas delanteras al tiempo que mordía el morcillón.
El burro pegó un quejido que se oyó a mas de cien metros, y empezó una loca carrera tirando del carro, y dejando caer en su huida todas las cajas de pescado.
La pobre pesacadera no sabía si saler corriendo de detrás del burro, recoger las cajas del pescado, o seguir insultando a mi amigo Paco, a quien consideraba cumplable de aquel desaguisado.
Todavía hoy, mas de cincuenta años después, cuando me encuentro con mi amigo Paco, y recordamos esta anécdota, mi amigo y yo, nos echamos unas caracajadas
tremendas. Fue un suceso que por inesperado, nos reimos hasta partirnos de risa,
Yo a esta historia la llamo el burro de la pescadera. Hasta pronto.
Hoy una historia verídica. Yo tenía un amigo, Paco a quien le gustan mucho los gatos, y siempre que veía uno, su intención era cogerlo, lo que pasa que todos sabemos lo desconfiados que son estos animales.
Cuando yo era niño por la zona donde vivía Paseo de las Delicias, había una señora que llevaba un carro, tirado por un burro, y encima varias cajas de pescado. Paraba en un lugar y empezaba a vender, cuando dejaba de acudir gente, volvía a desplazarse a otro lugar.
El día en cuestión, mi amigo Paco, trataba de coger un gato pero el animal salió huyendo y se refugió debajo del carro de la pescadera, pero aquel día el burro estaba contento, o algo le pasaba, de manera que un enorme morcillón negro le salía de entre las piernas, y tanta salud tenía el pobre animal que a veces el morcillón casi le llegaba hasta el suelo, aquel aparato subía, bajaba se cimbreaba de tal manera que, a veces, se acercaba peligrosamente al lugar donde estaba escondido el gato, que cuando veía acercarse aquel enorme objeto bamboleante, bufaba en señal de peligro. Y ocurrió que en una de esas subidas y bajas del morcillón, se acercó tanto al gato que el animal pegó un bufido y se lanzó hacía el inquietante objeto movil, clavando las uñas de las patas delanteras al tiempo que mordía el morcillón.
El burro pegó un quejido que se oyó a mas de cien metros, y empezó una loca carrera tirando del carro, y dejando caer en su huida todas las cajas de pescado.
La pobre pesacadera no sabía si saler corriendo de detrás del burro, recoger las cajas del pescado, o seguir insultando a mi amigo Paco, a quien consideraba cumplable de aquel desaguisado.
Todavía hoy, mas de cincuenta años después, cuando me encuentro con mi amigo Paco, y recordamos esta anécdota, mi amigo y yo, nos echamos unas caracajadas
tremendas. Fue un suceso que por inesperado, nos reimos hasta partirnos de risa,
Yo a esta historia la llamo el burro de la pescadera. Hasta pronto.