Emiliana, guapísima, ayer volví a ver Rebelde sin Causa, del malogrado James Dean. Y me confirmó la impresión que me produjo hace 50 años cuando la vi por primera vez, me volvió a parecer en algunos pasajes, un poco exagerada de gestos sobre todo de Dean, la escena de la comisaría al principio, y alguna otra más. Pero hoy mi opinión es un poco diferente, ya no le hecho toda la culpa al pobre James, mucha parte la tiene también el Sr. Nicholas Ray, director de la película, que ha melodramatizado en exceso algunos pasajes, por ejemplo cuando el padre abofetea a Natalie Wood, cuando le da un beso., porque en otros Dean se muestra un actor hasta parco en gesticulación. Aun así no me ha desagradado, no deja de ser una historia de amor entre dos jóvenes dificiles e inadaptados, que se aportan el cariño mutuamente, ese cariño que no reciben de sus mayores, y si lo reciben no lo comprenden.
Bueno yo al final pienso, que también podría haberse convertido en un excelente actor. Todos tienden a eso a ser excesivamente gesticulantes, hoy en día excelentes actores como Al Pacino, Dustin Hoffman y también Robert de Niro, si no son frenados un poco por sus directores, y les dejan libertad de acción se convierten en seres excesivamente exagerados en sus gestos, y la verdad, salvo excepciones ese tipo de conductas, suelen verse poco en la vida real.
Me encanta Ralph Fiennes, por lo económico de sus gestos en muchas ocasiones, a veces sus ojos sin llorar, pero con lágrimas, en la película El lector The Reader, dicen más que mucha gestilocuencia. Así lo veo yo. un beso Emiliana.
Bueno yo al final pienso, que también podría haberse convertido en un excelente actor. Todos tienden a eso a ser excesivamente gesticulantes, hoy en día excelentes actores como Al Pacino, Dustin Hoffman y también Robert de Niro, si no son frenados un poco por sus directores, y les dejan libertad de acción se convierten en seres excesivamente exagerados en sus gestos, y la verdad, salvo excepciones ese tipo de conductas, suelen verse poco en la vida real.
Me encanta Ralph Fiennes, por lo económico de sus gestos en muchas ocasiones, a veces sus ojos sin llorar, pero con lágrimas, en la película El lector The Reader, dicen más que mucha gestilocuencia. Así lo veo yo. un beso Emiliana.