hace mucho frio, apenas 1º en estos momentos, y se nota dentro no creais, asi que ya os voy a dejar descansar un rato, porque cuando desperteis ya teneis tare, pero antes de irme os dejo unos versos de alguien que nació en el Puertollano minero y agrícola de primeros de siglo...
MINERO DE PUERTOLLANO
En este mundo infrahumano
de la Tierra en el arcano,
donde no hay sol ni hay estrellas,
vives sin más cosas bellas
minero de Puertollano.
Labrador de noche eterna,
tu besana es la caverna
y tus mieses el carbón
que agavillas con tesón
bajo el sol de tu linterna.
Vida de héroe legendario
de aquel mundo cuaternario,
que mojando sus barrenas
en la sangre de sus venas
dibujaban sus sudarios.
En incómodas posturas
luchas con la piedra dura
en atmósfera asfixiante,
y tu figura es del Dante
tras la luz de tu carbura.
Y de ese combate rudo
vas dibujando tu escudo
con el polvo del carbón,
que es enseña de legión
sobre tu pecho desnudo.
Pecho que en el sudor baña
al hurtar a las entrañas
de la Tierra su riqueza,
pero ella en su aspereza
vence al minero con saña.
Mas, ¿que importa? El minero
ha trazado su sendero
desde su hogar hasta el pozo,
y es del negro calabozo
su valiente prisionero.
Su vida está allí en la mina
y en ella se hunde dichoso
en la jaula que camina
tras las ásperas cortinas
de aquel mundo tenebroso.
De la fragua de Vulcano
son tus musculosas manos
que arrancan las negras rosas
que van tejiendo orgullosas
la historia de Puertollano.
BLAS ADÁNEZ JURADO
MINERO DE PUERTOLLANO
En este mundo infrahumano
de la Tierra en el arcano,
donde no hay sol ni hay estrellas,
vives sin más cosas bellas
minero de Puertollano.
Labrador de noche eterna,
tu besana es la caverna
y tus mieses el carbón
que agavillas con tesón
bajo el sol de tu linterna.
Vida de héroe legendario
de aquel mundo cuaternario,
que mojando sus barrenas
en la sangre de sus venas
dibujaban sus sudarios.
En incómodas posturas
luchas con la piedra dura
en atmósfera asfixiante,
y tu figura es del Dante
tras la luz de tu carbura.
Y de ese combate rudo
vas dibujando tu escudo
con el polvo del carbón,
que es enseña de legión
sobre tu pecho desnudo.
Pecho que en el sudor baña
al hurtar a las entrañas
de la Tierra su riqueza,
pero ella en su aspereza
vence al minero con saña.
Mas, ¿que importa? El minero
ha trazado su sendero
desde su hogar hasta el pozo,
y es del negro calabozo
su valiente prisionero.
Su vida está allí en la mina
y en ella se hunde dichoso
en la jaula que camina
tras las ásperas cortinas
de aquel mundo tenebroso.
De la fragua de Vulcano
son tus musculosas manos
que arrancan las negras rosas
que van tejiendo orgullosas
la historia de Puertollano.
BLAS ADÁNEZ JURADO