La voz del árbol derramaba
su sombra por el suelo:
acostada ella acostada
me miraba de sus ojos bellos...
Y fue a la sombra del ábol generoso
que agradecí en candór de su mirada.
Muy aprisa me cautivaron sus ojos
fijos, prestos a mil adivinanzas.
Y el viento. Y el murmullo de los árboles
la paz del campo y honda calma.
Y en la vega el río serpenteaba.
Y la tarde. Y el gemido.
Y Rosalía-Se llamaba Rosalía-
su ternura. Y su alinto y el mío.
Y el perfume de las flores.
Y las alas del amor que se abrían.
! Ah los árboles. A los pinos
que en los cerros pareciera que gemían.
Y el milagro en la tarde que acababa
en colores de amarillo rojizo.
Y su abrazo. Y las esperanza.
Y tomando su cintura de los míos
luego caminaban en su cuerpo
caminaban:
a la par que las brisas en los trigos.
Y sus manos mariposas de dulzura,
me volaban, se posaban
de su suave tibieza...! Y que locura
de pájaros y nidos!! que algazara,
despertando, los mil pájaros dormidos.
Y los labios solo hablaban
en la tarde que acababa, en suspiros.
libertad.
su sombra por el suelo:
acostada ella acostada
me miraba de sus ojos bellos...
Y fue a la sombra del ábol generoso
que agradecí en candór de su mirada.
Muy aprisa me cautivaron sus ojos
fijos, prestos a mil adivinanzas.
Y el viento. Y el murmullo de los árboles
la paz del campo y honda calma.
Y en la vega el río serpenteaba.
Y la tarde. Y el gemido.
Y Rosalía-Se llamaba Rosalía-
su ternura. Y su alinto y el mío.
Y el perfume de las flores.
Y las alas del amor que se abrían.
! Ah los árboles. A los pinos
que en los cerros pareciera que gemían.
Y el milagro en la tarde que acababa
en colores de amarillo rojizo.
Y su abrazo. Y las esperanza.
Y tomando su cintura de los míos
luego caminaban en su cuerpo
caminaban:
a la par que las brisas en los trigos.
Y sus manos mariposas de dulzura,
me volaban, se posaban
de su suave tibieza...! Y que locura
de pájaros y nidos!! que algazara,
despertando, los mil pájaros dormidos.
Y los labios solo hablaban
en la tarde que acababa, en suspiros.
libertad.