MONUMENTO A LAS VIUDAS DE LA MINERÍA
Era siempre la duda de la espera
un dolor que en el alma se agiganta,
porque la mina siempre fué traidora
y el grisú fue clamor de una amenaza
que en el sudor más negro del minero
como cruel enemigo se agazapa.
Y vosotras, esposas afligidas,
sufristeis con valor y con constancia
esa lucha diaria de la mina,
esa lucha tan dura y cotidiana.
El dolor cuántas veces os vestía
de luto cobijado entre las lágrimas,
igual que un accidente presentido
en ñla mina fatal y sus entrañas.
Por eso recordamos vuestra vida
esperando impacientes la llegada
de los seres querdidos que el trabajo
del carbón en la mina convocaba.
Y las madres y viudas encendían
con amor el frescor de una plegaria,
y la comida siempre estaba a punto
y la ropa ya limpia y reparada
y a veces una vela suplicando
esa suerte feliz tan deseada.
Por eso merecéis nuestro recuerdo,
por eso merecéis nuestra alabanza.
LUIS GARCÍA PÉREZ
Era siempre la duda de la espera
un dolor que en el alma se agiganta,
porque la mina siempre fué traidora
y el grisú fue clamor de una amenaza
que en el sudor más negro del minero
como cruel enemigo se agazapa.
Y vosotras, esposas afligidas,
sufristeis con valor y con constancia
esa lucha diaria de la mina,
esa lucha tan dura y cotidiana.
El dolor cuántas veces os vestía
de luto cobijado entre las lágrimas,
igual que un accidente presentido
en ñla mina fatal y sus entrañas.
Por eso recordamos vuestra vida
esperando impacientes la llegada
de los seres querdidos que el trabajo
del carbón en la mina convocaba.
Y las madres y viudas encendían
con amor el frescor de una plegaria,
y la comida siempre estaba a punto
y la ropa ya limpia y reparada
y a veces una vela suplicando
esa suerte feliz tan deseada.
Por eso merecéis nuestro recuerdo,
por eso merecéis nuestra alabanza.
LUIS GARCÍA PÉREZ