Así de enmarañado estaba el cielo la tarde que fuimos a la Central, pero resultaba bonito el cielo asi, con tantos cambios de tonalidades
Si el cielo, muy bonito, pero la camisa pegada al cuerpo por el sudor je. je…
vaya, calor hacia con ganas, menos mal que desde alli nos fuimos Enrique y yo a tomarnos algo fresco a las 630, al bar que te dije, Casa Manuel o casa Manolo, se estaba de maravilla, corria mucho airecito
A ese bar les dije a mi hermana y a mi cuñado de ir a comer, pero se empeñaron en comer de cuchara y nos fuimos por la variante del minero hasta cerca de Argamasilla…
Después resulto que con el calor no habían preparado nada de cuchara…
Después resulto que con el calor no habían preparado nada de cuchara…
ya me contaste en aquella ocasión, un poco mas que hubierais avanzado podiais haber llegado al Godisa, seguro que hubierais comido mejor, yo no he ido nunca pero siempre que paso por alli hay muchos camiones aparcados, y siempre he oido decir, que donde paran muchos camioneros es que se come bien, lo mismo pasa en la Sal
En la Sal comimos el día que coincidimos con José Manuel en Puertollano, bueno también me lo habías recomendado..
Efectivamente casi siempre la visión de camiones en los restaurantes es sinónimo de buena comida y precio razonable, a pesar de ello alguna vez esa teoría me ha fallado a lo largo de mi dilatada experiencia en viajes largos…
Efectivamente casi siempre la visión de camiones en los restaurantes es sinónimo de buena comida y precio razonable, a pesar de ello alguna vez esa teoría me ha fallado a lo largo de mi dilatada experiencia en viajes largos…
O sea que no siempre se cumple eso de que los camioneros tengan buen olfato...
Jejeje, éstos comentarios vuestros me han recordado los mismos que mi marido me repite en cada viaje, a la hora de hacer alguna parada y concretamente un día ya cansada de negaciones le dije si a parar en un sitio que me traia frita, pues bien, paramos, pasamos, pedimos, algunos comieron algo, yo nada, es cierto que camiones habia, pero también moscas, pero para no reconocer habia errado dijo, bueno, pues ya sabemos que no tenemos que parar más.... ¡no te joroba! eso lo venia yo diciendo ya, a lo largo de muchos viajes. Yo me fijo en otros detalles, aunque me equivoque como todo el mundo, pero me dejo llevar un poco por la impresión que el lugar me de, visto por fuera, es que soy manchega y soy mucho de decir eso de "visto el chozo, ya se ha visto el guarda" no suele fallarme mucho.
Ahora me ha venido a la memoria que viniendo de Granada de unas vacaciones la señora y yo, al llegar a Manzanares decidimos desviarnos para ver a mi madre que estaba sola en Puertollano, paramos a visitar las lagunas de Ruidera, no las conocíamos y tampoco vimos todas, solo las de la parte de arriba y poca agua tenían de aquella, después seguimos hasta Daimiel donde paramos a comer, me metí al centro dela ciudad y preguntamos donde se comía bien y apañado de precio, el lugar que nos indicaron estaba y seguirá estando me imagino allí mismo…
Al entra ya casi damos la vuelta, no por suciedad ni nada parecido, mas bien por limpieza y orden, los camareros uniformados y con la servilletas doblada en el antebrazo, pero de todas formas preguntamos y nos indicaron el comedor para no fumadores..
Antes de que nos diésemos cuenta nos colocaron sendos platos delante y rápidamente le dibujaron unos “rayones” con aceite de oliva virgen y en medio de la mesa unas rebanadas de pan, en ese momento Nati y yo nos miramos y comentamos que el sablazo seria de órdago, fue cuando nos preguntaron que si comeríamos menú o a la carta, nos interesamos por el menú y nos convenció, pisto con huevo para los 2, cabrito al horno para mi y revuelto de setas para ella, vino de la cooperativa, ya lo conocía de tiempo y por experiencia se que estaría rico je. je.. el postre fue creo que selva negra para los 2 y los cafés, total que fueron 30 euros solamente..
Al salir a la calle casi que no dábamos crédito a que solo pagáramos eso, la comida buena y abundante y el servicio de 10 y pico…
Al entra ya casi damos la vuelta, no por suciedad ni nada parecido, mas bien por limpieza y orden, los camareros uniformados y con la servilletas doblada en el antebrazo, pero de todas formas preguntamos y nos indicaron el comedor para no fumadores..
Antes de que nos diésemos cuenta nos colocaron sendos platos delante y rápidamente le dibujaron unos “rayones” con aceite de oliva virgen y en medio de la mesa unas rebanadas de pan, en ese momento Nati y yo nos miramos y comentamos que el sablazo seria de órdago, fue cuando nos preguntaron que si comeríamos menú o a la carta, nos interesamos por el menú y nos convenció, pisto con huevo para los 2, cabrito al horno para mi y revuelto de setas para ella, vino de la cooperativa, ya lo conocía de tiempo y por experiencia se que estaría rico je. je.. el postre fue creo que selva negra para los 2 y los cafés, total que fueron 30 euros solamente..
Al salir a la calle casi que no dábamos crédito a que solo pagáramos eso, la comida buena y abundante y el servicio de 10 y pico…
Ves? no te engañaron y no siempre el buen servicio tiene porque ser caro, hay profesionales que saben unir las dos cosas, calidad y precio, a eso me refería yo, si yo asomo y veo de tal guisa a los camareros de seguro digo, aquí si como, lo peor es cuando ves como vimos nosotros en el pantano de Montoro a un cocinero con la ropa de cocina con más mugre que el palo un gallinero y hasta allí habia ido sin cambiarse y nada le importaba, pues imagínate en la cocina, estuve rápida para preguntar en que restaurante trabajaba para no ir.
Cuando pasamos el fin de semana en Peñíscola, a la hora de comer mi marido estaba un poco aburrido, pues nos pusimos a andar por todo el paseo marítimo y ya me dijo, ¡vamos decídete! no me digas que no encuentras nada a tu gusto, efectivamente hasta que no vi lo que me entró por el ojo, no me detuve, dije me negaba a comer donde hubiera cartelón de platos combinados y fotos de calamares etc, los típicos carteles para guiris.
Cuando pasamos el fin de semana en Peñíscola, a la hora de comer mi marido estaba un poco aburrido, pues nos pusimos a andar por todo el paseo marítimo y ya me dijo, ¡vamos decídete! no me digas que no encuentras nada a tu gusto, efectivamente hasta que no vi lo que me entró por el ojo, no me detuve, dije me negaba a comer donde hubiera cartelón de platos combinados y fotos de calamares etc, los típicos carteles para guiris.