(La carta esta iba dirigida a mi hermano Luis en Madrid, a quien le gusta mucho estos jaleos. (L. Miguel es mi hijo mayor, Irena su amiga y Clara mi mujer).
Resulta que L. Miguel y Irena llegaban ayer a las 16,05 hora alemana de Tenerife en un vuelo CONDOR
L. Miguel llama por teléfono y le dice a Clara: (¡atento a las cifras Luis!)
Tenemos retraso, llegamos a las 18,30
Antes de salir para el aeropuerto miramos el teletexto y en Internet. En ambas partes pone:
Vuelo 3487 Tenerife: planeado a las 16,05 se espera a las 17,30
Ya casi al salir, los mismos datos.
Resulta que a L. Miguel no le gusta pagar aparcamiento en Düsseldorf, aparte de que para mí es más complicado coger aparcamiento, y en vez de esperarlos en LLEGADAS, los esperos en SALIDA. Es decir, ellos al llegar salen en LLEGADAS, pero suben arriba en ascensor que es donde está SALIDA y allí los recojo yo. El problema es que allí está plagado de taxis y no se puede parar más de tres minutos, pues hay guardias que controlan. Pero antes de entrar en ese lugar a unos 250 metros, hay un espacio junto a la carretera como en las autopistas, donde mucha gente espera a que les den un toque los viajeros y entonces van allí a recogerlos. Pero en este lugar no se puede igualmente aparcar y solo llevar a la gente y marchar. Total: me marcho para el aeropuerto por la autopista 44 sobre las 16,45 horas, pensando que llegaban a las 17,30, como ponía en el teletexto y en internet. Estuve días enteros preparando el plan, pero al llegar allí me equivoqué con el lío de carreteras y en vez de arriba en SALIDAS me encontré abajo en LLEGADAS. A la parte de arriba no puedes ir con el coche desde donde yo estaba ya, y si acaso existe la posibilidad, ha de ser dificil de verdad. Total, que tuve cuidado de no meterme en un sitio falso de aparcamientos y demás laberintos, y cogí otra vez la autopista 44 en dirección contraria y salí en la próxima salida. A todo esto eran las 17,20 y en diez minutos aterrizaban. Llego a un sitio misterioso algo alejado del aeropuerto lleno de carreteras y vías completamente solitarias, algunas de ellas con barreras para evitar el paso y sin un alma en todo alrededor. Al final dí con unos terrenos clasificados y en una de las entradas había una garita donde suele haber un vigilante. Allí tenía el tío la chaqueta de color naranja (fluorescente). Por todas partes había señales de prohibido el paso y aparcar. Yo estaba cagao, pues al final pensé que se trataba de un lugar vigilado debido a la cernacía del aeropuerto, y así es en realidad, como me he enterado después.
En esto veo un letrero con el dibujo Autovista. 44 Pero no ponía aeropuerto ni nada, sino dirección Francfort. Al otro lado la otra dirección hacia Mönchengladbach, la que cogí al salir de casa. Ya está, me dije: pero yo tenía miedo que se tratara de un enlace a la autopista 44 dejanto el aeropuerto al lado. Me meto dentro y al salir a la autopista y andar como un kilómetro, MENOS MAL... en cinco minutos estaba en donde tenía que estar, ahora iva con los nervios de punta, por temor a equivocarme otra vez. Llegué bien y en toda la maniobra no tardé ni 15 minutos y eran ya las 17,35
Pero calla verás. Al rato de estar allí me llama Clara al móbil: que llegan a las 18,30 y no a las 17,30. En el coche yo no podía estar más tiempo sentado por la columna, fuera lloviendo y con un frío de unos 10 grados que allí sopla mucho por estar en alto. En esto que llega la POLICIA ¡ATENCION ATENCION! esto no es un aparcamiento! decían por un megáfono de esos. ¡POR FAVOR, ABANDONEN USTEDES EL LUGAR! A tomar por culo; ¿sabes adonde me fuí... ¿Al mismo sitio donde estuve antes. Llamo a Clara por teléfono y le digo: mira el teletexto y dime cuando haya aterrizado el avión. A las 18,38 llegó el aviso. Yo cagao por si llegaba el vigilante. La diferencia de las 17,30 a las 18,30 era sin duda la hora de Canarias a la de aquí, que los cerdos no la pusieron bien en el teletexto y en Internet.
Salgo otra vez para allá y me coloco en el sitio de antes, temeroso de que llegara otra vez la POLICIA. Yo, llamando a L. Miguel, que tuvo su móbil siempre apagado. Entonces llamaba al móbil de Irena, pero esta lo tenía preparado para recibir mensajes, según dijo luego y las llamadas iban al contestador ese. Total: las 18,45, las 19 Y ellos sin avisar. Miestras tanto yo estaba acojonao de que en esos momentos llegara la POLICIA de nuevo y tuviera que hacer otra vez la operación de: salir zumbando y volver volando. Además tenía que tener el móbil dispuesto por si L. Miguel o Irena llamaban poderles contestar, lo que llendo a toda marcha con el coche es peligroso. A las 19,14 Llamó L. Miguel diciendo aquí estamos.
Pero el por qué ocurrió todo este problemazo vino de Tenerife. Según Luis Miguel, estando ya en el avión, el capitán avisó por altavoz que una azafata se había puesto enferma y el avión no podía llevar a todos los pasageros. Según L. Miguel: por cada cierto número de viajeros debe haber una azafata o (azafato), para poder corresponder a los pasageros en caso de emergencia o accidente. Pidieron 22 voluntarios para dejar el avión y coger otro vuelo dos horas despues con destino a Düsseldorf también, pero haciendo escala en otro lugar. Miguel y Irena no se presentaron voluntarios y siguieron sentados en el avión. Total: que desde las 7 de la mañna que salieron para el aeropuerto en Tenerife hasta las 19,45 que llegamos a casa, suman casi 13 horas completas de un puro estrés.
Resulta que L. Miguel y Irena llegaban ayer a las 16,05 hora alemana de Tenerife en un vuelo CONDOR
L. Miguel llama por teléfono y le dice a Clara: (¡atento a las cifras Luis!)
Tenemos retraso, llegamos a las 18,30
Antes de salir para el aeropuerto miramos el teletexto y en Internet. En ambas partes pone:
Vuelo 3487 Tenerife: planeado a las 16,05 se espera a las 17,30
Ya casi al salir, los mismos datos.
Resulta que a L. Miguel no le gusta pagar aparcamiento en Düsseldorf, aparte de que para mí es más complicado coger aparcamiento, y en vez de esperarlos en LLEGADAS, los esperos en SALIDA. Es decir, ellos al llegar salen en LLEGADAS, pero suben arriba en ascensor que es donde está SALIDA y allí los recojo yo. El problema es que allí está plagado de taxis y no se puede parar más de tres minutos, pues hay guardias que controlan. Pero antes de entrar en ese lugar a unos 250 metros, hay un espacio junto a la carretera como en las autopistas, donde mucha gente espera a que les den un toque los viajeros y entonces van allí a recogerlos. Pero en este lugar no se puede igualmente aparcar y solo llevar a la gente y marchar. Total: me marcho para el aeropuerto por la autopista 44 sobre las 16,45 horas, pensando que llegaban a las 17,30, como ponía en el teletexto y en internet. Estuve días enteros preparando el plan, pero al llegar allí me equivoqué con el lío de carreteras y en vez de arriba en SALIDAS me encontré abajo en LLEGADAS. A la parte de arriba no puedes ir con el coche desde donde yo estaba ya, y si acaso existe la posibilidad, ha de ser dificil de verdad. Total, que tuve cuidado de no meterme en un sitio falso de aparcamientos y demás laberintos, y cogí otra vez la autopista 44 en dirección contraria y salí en la próxima salida. A todo esto eran las 17,20 y en diez minutos aterrizaban. Llego a un sitio misterioso algo alejado del aeropuerto lleno de carreteras y vías completamente solitarias, algunas de ellas con barreras para evitar el paso y sin un alma en todo alrededor. Al final dí con unos terrenos clasificados y en una de las entradas había una garita donde suele haber un vigilante. Allí tenía el tío la chaqueta de color naranja (fluorescente). Por todas partes había señales de prohibido el paso y aparcar. Yo estaba cagao, pues al final pensé que se trataba de un lugar vigilado debido a la cernacía del aeropuerto, y así es en realidad, como me he enterado después.
En esto veo un letrero con el dibujo Autovista. 44 Pero no ponía aeropuerto ni nada, sino dirección Francfort. Al otro lado la otra dirección hacia Mönchengladbach, la que cogí al salir de casa. Ya está, me dije: pero yo tenía miedo que se tratara de un enlace a la autopista 44 dejanto el aeropuerto al lado. Me meto dentro y al salir a la autopista y andar como un kilómetro, MENOS MAL... en cinco minutos estaba en donde tenía que estar, ahora iva con los nervios de punta, por temor a equivocarme otra vez. Llegué bien y en toda la maniobra no tardé ni 15 minutos y eran ya las 17,35
Pero calla verás. Al rato de estar allí me llama Clara al móbil: que llegan a las 18,30 y no a las 17,30. En el coche yo no podía estar más tiempo sentado por la columna, fuera lloviendo y con un frío de unos 10 grados que allí sopla mucho por estar en alto. En esto que llega la POLICIA ¡ATENCION ATENCION! esto no es un aparcamiento! decían por un megáfono de esos. ¡POR FAVOR, ABANDONEN USTEDES EL LUGAR! A tomar por culo; ¿sabes adonde me fuí... ¿Al mismo sitio donde estuve antes. Llamo a Clara por teléfono y le digo: mira el teletexto y dime cuando haya aterrizado el avión. A las 18,38 llegó el aviso. Yo cagao por si llegaba el vigilante. La diferencia de las 17,30 a las 18,30 era sin duda la hora de Canarias a la de aquí, que los cerdos no la pusieron bien en el teletexto y en Internet.
Salgo otra vez para allá y me coloco en el sitio de antes, temeroso de que llegara otra vez la POLICIA. Yo, llamando a L. Miguel, que tuvo su móbil siempre apagado. Entonces llamaba al móbil de Irena, pero esta lo tenía preparado para recibir mensajes, según dijo luego y las llamadas iban al contestador ese. Total: las 18,45, las 19 Y ellos sin avisar. Miestras tanto yo estaba acojonao de que en esos momentos llegara la POLICIA de nuevo y tuviera que hacer otra vez la operación de: salir zumbando y volver volando. Además tenía que tener el móbil dispuesto por si L. Miguel o Irena llamaban poderles contestar, lo que llendo a toda marcha con el coche es peligroso. A las 19,14 Llamó L. Miguel diciendo aquí estamos.
Pero el por qué ocurrió todo este problemazo vino de Tenerife. Según Luis Miguel, estando ya en el avión, el capitán avisó por altavoz que una azafata se había puesto enferma y el avión no podía llevar a todos los pasageros. Según L. Miguel: por cada cierto número de viajeros debe haber una azafata o (azafato), para poder corresponder a los pasageros en caso de emergencia o accidente. Pidieron 22 voluntarios para dejar el avión y coger otro vuelo dos horas despues con destino a Düsseldorf también, pero haciendo escala en otro lugar. Miguel y Irena no se presentaron voluntarios y siguieron sentados en el avión. Total: que desde las 7 de la mañna que salieron para el aeropuerto en Tenerife hasta las 19,45 que llegamos a casa, suman casi 13 horas completas de un puro estrés.
Buenas noches AMIGO Domingo, ya veo que por Alemania es toda una aventura el encontrar aparcamiento gratuito cerca de aeropuerto, pero mira por donde yo no sabia esa norma sobre el numero de azafat@s por numero de viajeros…. venga ese abrazo…