EL ERA MINERO
Era un buen minero
aquel que me dijo
bajo al fondo de la mina
porque ahí está el pan
que comerán mis hijos.
Por la oscura galería
yo le voy amasando
dura jornada la mía
pero me acompañan ellos
y fueran me están esperando.
Manos infantiles y tiernas
niños de corazón noble
el minero picando carbón
para que en su casa
el pan de cada día, sobre.
Y trabaja sin sentir fatiga
pensando en sus niños
que despiertos le esperan
y al verle la cara negra
le abrazan con gran cariño.
Me hablaba de peligros
que en la sombra acechan
a Santa Bárbara se encomienda
cuando al mazo de barrenos
le enciende la mecha.
Recordaba sus temores
cuando en la jaula bajaba
su familia, siempre presente
en las oscuras paredes
la veía reflejada.
Tantos y tantos compañeros
compartiendo penas y alegrías
mano a mano trabajando
arrancado el negro carbón
en turnos de noche y día.
Me enseñaba las manos
del carbón, ennegrecidas
de piel agrietada y reseca
manos de hombre trabajador
agarrado a la vida.
La carbura de recuerdo
en su casa está guardada
ahora lleva lámpara
pero abajo en las entrañas
no ha cambiado nada.
Todo es oscuridad
ahí abajo me decía
pero es donde está el pan
por el que lucho con tesón
para comer cada día.
CUBERO.
Era un buen minero
aquel que me dijo
bajo al fondo de la mina
porque ahí está el pan
que comerán mis hijos.
Por la oscura galería
yo le voy amasando
dura jornada la mía
pero me acompañan ellos
y fueran me están esperando.
Manos infantiles y tiernas
niños de corazón noble
el minero picando carbón
para que en su casa
el pan de cada día, sobre.
Y trabaja sin sentir fatiga
pensando en sus niños
que despiertos le esperan
y al verle la cara negra
le abrazan con gran cariño.
Me hablaba de peligros
que en la sombra acechan
a Santa Bárbara se encomienda
cuando al mazo de barrenos
le enciende la mecha.
Recordaba sus temores
cuando en la jaula bajaba
su familia, siempre presente
en las oscuras paredes
la veía reflejada.
Tantos y tantos compañeros
compartiendo penas y alegrías
mano a mano trabajando
arrancado el negro carbón
en turnos de noche y día.
Me enseñaba las manos
del carbón, ennegrecidas
de piel agrietada y reseca
manos de hombre trabajador
agarrado a la vida.
La carbura de recuerdo
en su casa está guardada
ahora lleva lámpara
pero abajo en las entrañas
no ha cambiado nada.
Todo es oscuridad
ahí abajo me decía
pero es donde está el pan
por el que lucho con tesón
para comer cada día.
CUBERO.