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PUERTOLLANO: Si que sufría por informar de lo acontecido con su...

ALGUNAS ANÉCDOTAS DE SU VIDA

BLAS ADÁNEZ, ESE GRAN PERIODISTA

La noticia nos llegó fria, cruel, como la tarde de ese 17 de Enero invernal y despacible; Blas Adánez "Anezda" había muerto en el campo de fútbol del "Cerrú", durante el partido Calvo Sotelo-Valladolid, repentinamente.

La afición de Puertollano y la de toda la provincia están de luto riguroso, porque, si alguien fue un deportista puro, ecuánime y entusiasta fue Adánez, que a su vocación de periodista nato, unía su sinceridad y su observación del deporte y de todo cuanto fuera ded interes y noticiable. Blas Adánez, había estudiado la única gran asignatura que no necesita libros ni maestros; la misma vida. Su amor a Puertollano, al Calvo Sotelo y a cuanto fuera en pro del bien y del deporte eran conocidos de todos. Persona afable, educada e inteligente, era de todos estimado, escuchado y sobre todo, leído a través de sus crónicas deportivas en el diario LANZA, que constituían fuente de información aprendizaje y guía para la afición local y provincial.

Un día mi íntimo amigo Blas Adánez, en uno de esos momentos de amistoso coloquio me confesaba que él era ferroviario de profesión porque en su juventud y en la existencia hay que ganarse la vida de una forma práctica, pero que su verdadera vocación, desde joven, había sido el periodismo. "Anezda" era un periodista nato y permanente durante las 24 horas del dia, siempre a la caza de la noticia, siempre pensando en la forma constructiva de su crónica y laborando por la mejor forma e interés de ésta.

Aún recuerdo tres anécdotas relativas a nuestros viajes futbolísticos con el equipo de Puertollano. Llegamos a Avila a la una de la noche, un glacial dia de Diciembre del año 1956. No habíamos cenado, y en la localidad abulense todo estaba cerrado. Nos acostamos con el estómago vacío bajo un intenso frio. A la mañana siguiente, el hambre nos despertó temprano. Nos comimos veintitantas yemas de Santa Teresa cada uno en la "Flor de Castilla", ante el asombro del orondo confitero. Pasamos un dia terrible con un gran dolor abdominal, pero el Calvo Sotelo ganó aquella tarde 3-0 y nuestro mal fue, en gran parte, compensado. Otra mañana otoñal corríamos como dos desesperados por la Avenida de la Reina Victoria, de Madrid, en busca de un teléfono para comunicar a Puertollano que el Calvo Sotelo, a la contra, había ganado 1-0 al Agromán, entonces favorito del grupo. En Guadalajara, chorreando agua por los cuatro costados, tuvimos que secarnos con las toallas de los futbolistas y en medio de una tromba de agua llegamos a la estación cuando ya el tren había salido, teniendo que esperar tres horas a que llegar otro procedente de Zaragoza en el que llegamos a Madrid entre tiritones, en una plataforma, a las dos de la madrugada. Adánez me decía que el futbol tenía esos sinsabores, y en realidad las penas y alegrías, los momentos de dolor y placer que en sí encierra la vida.

Blas Adánez ha muerto como los buenos artilleros, al pie del cañón, en acto de servicio, y yo diria que gloriosamente, porque ha realizado eswte último y supremo acto de todos los mortales, allí en el campo de la Empresa Nacional "Calvo Sotelo" viendo jugar a su equipo y rodeado de esa afición de Puertollano, a la cual tantas veces notició, guió y enseñó. Allí como un maestro que pone rúbrica final a una labor de muchísimos años, con el sello de su adios a aquellas cosas y personas que tanto quiso, que tanto defendió y por las que tanto luchó. Descanse en paz tan querido amigo y que su obra cotidiana, unas veces oscura y otras brillante, tenga la comprensión y el reconocimiento de todos para quien todo lo dio y por quien tanto trabajó por el deporte, por Puertollano y por el Calvo Sotelo.

Propongo a las autoridades y a la Directiva del Club de Fútbol Calvo Sotelo "la petición, a titulo póstumo de la Medalla al Mérito Deportivo para ese formidable amigo y para ese extraordinario deportista que fue Blas Adánez Jurado "Anezda". Ese tambien siempre, gran periodista.

G. INZA

Si que sufría por informar de lo acontecido con su querido Calvo Sotelo, hasta fue e morir presenciándole en directo mientras jugaba en casa….

Bien merecida se tenía aunque fuera a titulo póstumo esa Medalla al Merito Deportivo….