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PUERTOLLANO: He encontrado un articulo escrito en la Comarca de...

EL TOTA

Este personaje fue muy conocido durante los años setenta. Siempre andaba por el Paseo de San Gregorio con una sonrisa permanente, lo que se llama de oreja a oreja, hablando con todo el que se encontraba y bromeando. Iba ataviado en todo momento con una guerrera militar, llevando sobre su pecho condecoraciones, medallas y escudos de equipos de futbol (hoy llamados pins). Cuando llegaba la Semana Santa y oía un tambor, el Tota se colocaba detrás de las Cofradías y desfilaba con empaque y mucho garbo. Marchaba en todas las procesiones con un bastoncillo que movía con mucha gracia.

El Tota siempre estará en la memoria de muchos puertollaneros

Francisco Gutierrez

A éste personaje le conocí, incluso no vivíamos lejos el uno del otro y fíjate que no consigo recordar su fisonomía, lo que si me ha venido a la memoria ha sido una historia, a él relacionada, ó a él se le cargó, que de eso yo solo supe lo que contaba una parte y después de ésta historia, no supe nada más de él, no se si murió, ni donde fué a parar, a su madre si la seguí viendo después, ella, bien seguro ya falleció. D. E. P.

He encontrado un articulo escrito en la Comarca de Puertollano del año 2000 y viene un artículo sobre este personaje de que estamos hablando, que se llamaba Vicente, por la forma en que esta escrito me da la impresión de que fallecio por entonces o antes de esa fecha, voy a por el articulo, es parte de la historia de nuestra ciudad y merece un respeto y un recuerdo, como el que el escritor del articulo le dedicó, y es una leccion para todos, a veces cuando encontramos personas asi, es facil cargarles las cosas....

ASÍ ERA "EL TOTA"

Con “La Comarca” de Agosto recibía el libro de narrativas cortas de mi amigo Eduardo Egido. En ellas he podido comprobar esa ternura y humanidad que ha sabido transmitir en todas ellas, pero sobre todo en “El Prodigio de San Antonio” y “Cuatro Hombres Buenos.

Sin desmerecer ninguno de los relatos, sobre todo el de nuestro querido paisano Josito, quisiera hacer hincapié en el que nos dibuja, someramente, la vida de cuatro hombres que por sus virtudes y su forma de ser los ha catalogado de buenos.

Yo he llegado a conocer a los cuatro, pero sobre todo a Vicente Berruezo, “El Tota”, con el que me unía una gran amistad -aunque él era amigo de todo el mundo, inclusive del que hacía mofa y burla de él, que eran muchos-; prueba de esa amistad es un crucifijo que con orgullo y devoción llevo en el coche.
“El Tota” era un hombre discapacitado psíquicamente, pero ello no le impedía poder charlar con él, aunque sus palabras tácitas y entrecortadas, a veces eran difíciles de entender. No se metía con nadie, pero él era el hazmerreír del pueblo; bueno, de algunos desalmados, porque otros correspondíamos a su inocencia e ingenuidad con una amistad que él sabía corresponder. ¿Quién, me pregunto a veces, es más idiota: Aquél con quien la naturaleza ha sido injusta con él, o el que creyéndose gracioso, o superior, hace mofa y burla de tales individuos?
pero no sólo hacían guasa de él los “filios”, los mayores también hacíanle trastadas. Recuerdo cierto día de verano que al pasar cerca de la piscina unos mozalbetes empujáronle cayendo Vicente al agua; sacáronle los socorristas y pusiéronle al sol. Ni que decir tiene que los gamberros fueron expulsados del recinto, pero “El Tota” fue víctima de una de las múltiples burlas de que era objeto simplemente porque era él y eso les aseguraba la carcajada. ¡Haberse visto vileza mayor!

Recuerdo otro día que unos gamberrotes, cuando estaba sentado en el poyo de madera existente en el bar de la piscina, donde iba casi todos los días, hicieron chanza y burla de él: “El Tota” cogió su inseparable garrota y asestó un garrotazo a uno de ellos, interviniendo nosotros para pacificar la situación. Vicente, con voz leve y entrecortada, explicóme el motivo del altercado, al final del cual con su característica sonrisa y su cerrar de ojos daba por satisfecha su agresiva acción.

Todos tenemos derecho a la vida, y esa vida ha de ser respetada como cualquier otra; si eso no fuese así seríamos animales. ¡Cuántos “Totas” y “Cañones” hay en la vida; y cuánto se burlan de ellos convirtiéndose en animales!
España ha sido, y es, un pueblo burlón -lo decía nuestro ilustre Quevedo, no yo, irónico y amigo de las chanzas. La ironía es buena y sana -ahí tenemos al inmortal Quevedo, al inolvidable Alvaro de la Iglesia, al magnífico Mingote, etc.-, pero siempre y cuando no conlleve adosadas denigrantes dosis de mofa y escarnio; la mofa y el escarnio envilecen al que las usa, la ironía sana engrandece el corazón.

IGNACIO VALIENTE