Puertollano: "los 300" de Elcogas son recibidos como héroes por 3.000 puertollaneros al redoble de tambores de huelga general
Dejaron atrás la torre de refrigeración, una señorona monolítica y enigmática que los despedía lanzando estelas de vapor en forma de interrogación. Los 300 trabajadores, familiares y ciudadanos de la comarca de Puertollano que han participado este viernes en la marcha por el futuro de Elcogas y de la ciudad industrial emprendieron su particular travesía del desierto lanzando proclamas sobre el asfalto, caminando en las flamas de la incertidumbre, diluidos en las reverberaciones del calor sobre la carretera. Pero no les pesaba tanto el calor de la tarde como el silencio de los accionistas de la central térmica. El bochorno y el silencio pueden dar paso a la tormenta y al trueno. A la huelga general.
La comitiva atravesó el paisaje industrial de Repsol, que les saludaba con sus penachos de humo sobre las cimeras metálicas de las antorchas. Precisamente no faltaron a la marcha trabajadores y sindicalistas del complejo petroquímico, ni los empleados de contratas, ciudadanos de esa urbe espejo de Puertollano que es la factoría de Repsol. A la entrada de la otra ciudad, el viejo Puertollano de la mina y el carbón, esperaban la práctica totalidad de los colectivos sociales, empresariales y vecinales. Llegaban los 300, con su cifra de proezas clásicas, y precisamente como héroes espartanos fueron recibidos los manifestantes, a los que se sumaron a partir de ese momento miles de personas.