VERSOS DE AMOR Y FE A LA VIRGEN DE GRACIA
Virgen de Gracia, Pastora
de la fe de Puertollano
que ha visto siempre en tu mano
a la Madre intercesora.
Eres jubilosa Aurora
del alma que te confía
su dolor y su alegría,
sus sueños, sus ideales,
los más profundos caudales
de popular poesía.
Desde tu esbelta hornacina
contemplas con tu mirada
la plegaria mas granada
que en el alma se reclina.
En tus labios se adivina
para todos el consuelo,
respuesta que en raudo vuelo
alivia el triste semblante
que ha puesto en Ti tanto anhelo.
Esplendes como una Rosa,
en el invierno aterido,
del jardin que ha florecido
en tu frente luminosa.
Y todo el amor rebosa
desde tu dulce mirar,
porque es lícito soñar
con tu bálsamo divino,
con la flor de otro destino
tan grandioso como el mar.
¡Ay! Cuántas tribulaciones
con natural confianza
y una rosa de esperanza
te cuentan los corazones.
Y que místicas razones
tiene este pueblo sincero
para buscar el sendero
de tu gracia soberana,
la dicha que de Ti mana
como fúlgido aguacero.
Vas dejando en procesión
regueros de amor y cera,
toda la luz reverbera
en tu amante corazón.
En popular eclosión
te rinde el pueblo homenaje,
con su amor por equipaje,
sobre el asfalto los pies
desnudos, como la mies
en fervoroso oleaje.
LUIS GARCÍA PÉREZ
Virgen de Gracia, Pastora
de la fe de Puertollano
que ha visto siempre en tu mano
a la Madre intercesora.
Eres jubilosa Aurora
del alma que te confía
su dolor y su alegría,
sus sueños, sus ideales,
los más profundos caudales
de popular poesía.
Desde tu esbelta hornacina
contemplas con tu mirada
la plegaria mas granada
que en el alma se reclina.
En tus labios se adivina
para todos el consuelo,
respuesta que en raudo vuelo
alivia el triste semblante
que ha puesto en Ti tanto anhelo.
Esplendes como una Rosa,
en el invierno aterido,
del jardin que ha florecido
en tu frente luminosa.
Y todo el amor rebosa
desde tu dulce mirar,
porque es lícito soñar
con tu bálsamo divino,
con la flor de otro destino
tan grandioso como el mar.
¡Ay! Cuántas tribulaciones
con natural confianza
y una rosa de esperanza
te cuentan los corazones.
Y que místicas razones
tiene este pueblo sincero
para buscar el sendero
de tu gracia soberana,
la dicha que de Ti mana
como fúlgido aguacero.
Vas dejando en procesión
regueros de amor y cera,
toda la luz reverbera
en tu amante corazón.
En popular eclosión
te rinde el pueblo homenaje,
con su amor por equipaje,
sobre el asfalto los pies
desnudos, como la mies
en fervoroso oleaje.
LUIS GARCÍA PÉREZ