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PUERTOLLANO: EL ENCUENTRO...

EL ENCUENTRO

Volaba la tarde cuando entraste en mi vida.
Nos abrazaron los campos:
nos abrazamos hasta que amanecieron las estrellas.
Nos abrazamos entre la brisa y frescura de los chopos...
cuando se alargaban las sombras.
Anochecía cuando tenaz, me cobijé en tu jardín
desvelándome sus secretos.
De aquel día, alumbraré luces, que nunca perecieron.

Hoy tu y yo sabemos que el encuentro no fue casual.
Hoy tu y yo sabemos hacia donde caminaban los sentidos.
A mi llegada, chapoteabas en el agua en el remanso de el río´.
Los chopos parecía tocaban las nubes, cuando te sentaste a mi lado
fresca y empapada, de gotas de agua.
Un! hola! selló el encuentro y un beso fugaz
No supiste disimular tu aleg´ria y sonreí.
Después de un largo silencio, tomé tu cara en mis manos, y delicadamente los detuve en tus mejillas.
Tu rostro y el mío quedaron muy cerca:
tanto que respiraba tu aliento.
Algunos pájaros revoloteaban en lo alto:
me dije que tal vez piaban amor en el lenguaje de los pájaros.
Y pasé de aquellas tibias cairicias, a mas bruscas, casi brutales...
pero ni una queja, salio de nuestros pechos jadeantes´.
Estrujaban Arañaban tus uñas mi espalda, cuando no jugaban tus dedos a caricias mas suaves y prolongadas.
Nuestras piernas desnudas se chocaban para luego entrelazadas, jugar a juegos nuevos... de nadie aprendidos.
Revoloteaban: revoloteaban los pájaros sobre las altas ramas:
apenas me diera cuenta pues saltaban de mi cuerpo chispas incendiarias.
Gemía la hierba con nuestros cuerpos que a su vez gemían en caricias atrevidas.
Y caminaron nuestros cuerpos.
Y te viera hermosa;ávida de caricias.
Y cerrados tus ojos... los abrías, suplicantes; parpadeando amores.
Y percibiera tu respiración contenida, para romperte lugo en un rimo jadeante.
Y mas juntos que nunca hubierámos soñado: Llegamos.

Y se apagaron las sombras en luces de un hermoso secreto:
Bajo los chopos.
Sobre la hierba murmuraste algo en la agonía de el placer.
Y desnudos...
Y arropados en la magia de el amor:
durante mucho rato
sobraron las palabras.
No recuerdo, si se habían callado los pájaros.
LIBERTAD.

A partir de aquel día