Saceruela tiene dos nombres que se atribuye a la raíz y origen del mismo: “Sacer” y “Sacerral”. Sacer, según el diccionario, es palabra latina que significa Sagrado.
La población es antiquísima según Pascual Madoz, anterior a los
romanos, y en su entorno hay restos romanos, árabes y visigodos.
En el año 1.183 el Rey de Castilla Alfonso VIII, concedió derechos a la Orden de Calatrava para adehesar las tierras de Saceruela. El hecho de aparecer en las crónicas del “Libro de la Montería”, de Alfonso XI, detalladas las sierras de Saceruela como muy montuosas y llenas de osos y lobos, se pueden imaginar los motivos del despoblamiento de esta zona donde sólo de situaban escasos asentamientos, siendo al más destacable el de la Hontanilla, donde existía uno de los
caños de
agua más importantes del
pueblo. Este dominio de la
naturaleza sobre el hombre dio origen a su nombre “sacer” y “vela”: villa sagrada. Cuentan las Relaciones Topográficas ordenadas por Felipe II, (1.575) que Saceruela, y según los lugareños, eran tierras que estaban rodeadas de frondosos bosques donde abundaban los osos y los lobos: “… la leña que se hasta… la traen de la
sierra… y que hay mucha copia de osos y lobos… que acontece están 21
vacas heridas de lobos por ser tierra tan montosa…”
Villa desde 1463, significó siempre un cruce importante de
caminos. En el Libro de la Montería del rey Alfonso XI aparecen detalladas estas sierras como muy montuosas y llenas de osos y lobos. Este dominio de la naturaleza sobre el hombre dio origen a su nombre “sacer” y “vela”: villa sagrada. En el siglo XVI, se fundió la Orden del Sacer para mantener hospitales en el
camino real a Guadalupe y asistir a peregrinos y necesitados. Caballeros de cuya Orden lucen sus mejores galas todavía hoy en el día del Hábeas Christi (junio).