Al llegar el
verano, nuestras
carreteras se convierten en una trampa mortal para los animales, que durante el desplazamiento son atropelladas sufriendo grandes perdidas de muchas de estas
familias. Seria bueno, que antes de hacer una
carretera pensasemos en ello y se procurase un efecto menor en lo posible de nuestra
fauna. Ello aportaría riqueza cinegética y un sentido de la responsabilidad moral, para la supervivencia de las diferentes especies.