El puente colgado permitia el acceso de una orilla a la otra del río Frío. El sistema era resistente, pero su paso no dejaba de encerrar bastante riesgo. Los mineros y transporte, sobre todo este último, lo hacían muy lentamente y no carentes de cierto peligro. Todo en ese momento resultaría una odisea, de la que los escasos ancianos de esta aldea, aún recuerdan y comentan a manera de anécdotas.