Esta como muchas otras correrías por el
monte, nos llenó a los tres de energía vibracional. Las construcciones de
piedra, el
paisaje, las pinturas rupestres junto a una buena armonía de grandes
amigos, llenaban las horas por los riscos de la
sierra del Herruzo. La encina de la
fotografía centenaria, como otras muchas mas, reclamó nuestra atención.