No tengo por menos que recordar esos viejos tiempos en el
bar de Frasquete. Las partidas de truque, las buenas tardes y
noches jugando a la perejila y a Eladia y Frasquete aguantándonos a todos hasta bién entrada la madrugada. Esos son tiempos... buenos tiempos para no olvidar. En mi corazón permanece vivo el recuerdo de Frasquete, sus anécdotas que el bien contaba y adornaba. Igualmente las partidas de truque que compartimos en el
salón. Le deseo el descanso eterno y dentro de mí, su memoria permanecerá de por siempre.