Tuvo como muchos otros que emigrar y la fatalidad le acompañó. Mi tío enrique, hijo de
Solanilla del Tamaral, murió
joven en un accidente de trabajo y dejó tras si, la pena a su
familia que quedó marcada por una pérdida tan importante. Yo no lo conocí, pero siempre ha estado en boca de todos, era tan querido y recordado que formaba parte del vivir de cada día. Aprendí a quererle y respetarle sin conocerle, me hubiese gustado compartir momentos de su compañía, pero las circunstancias no lo quisieron que así fuese. Le deseo el descanso eterno y se que a través de una persona muy directa que se llama Enrique por él, nunca le olvidadremos, descansa en paz.