Me encanta la primavera, ver las amapolas en el campo, las jaras floridas, el romero y el brezo, Solanilla tiene de todo eso y más. Sus ríos que fluyen con fuerza durante el invierno, las encinas y monte bajo, que te llenan de frescura y permite te oxigenes mejor. Al llegar la estación, despertando del largo letargo del invierno, la localidad brilla con luz propia. Los que amamos a esta tierra, cada vez que faltamos sentimos esta soledad y nuestro corazón pierde vigor, el alma, nota esa sensación...