No llegué a conocer esos años, puesto que no había estado en la localidad, hasta el año 72, pero ver estas
fotografías me enamoran. Las
calles empedradas, las
casas encaladas y el
cielo oscuro por la falta de luz electrica, son cosas que cautivan, por resultar peculiares en estas pequeñas aldeas. Hoy todo es diferente, tienen otro encanto, mas comodidades, pero falta lo principal, la gente y el bullicio de los niños al corretear por la
plaza.