Al observar el cielo profundo en una noche estrellada, me percato de lo pequeño que somos y lo inmenso del universo conocido. La única respuesta que hallo, es que formamos parte de esa bóveda celeste, que estamos incluidos en ella y nuestro tiempo es menos de una millonésima de segundo de su calendario cósmico. Creo que pertenecemos a un macro cuerpo, donde su evolución es tambien la nuestra y estamos sujetos a todas sus leyes y movimientos. Es posible exista`paralelismo entre él y nosotros y estemos concebidos a su imagen y semejanza. Al mirar mi interior, su proceso y movimiento, me percato de esa gran similitud, es posible que el micro cosmos que componemos sea similar al cosmos que observamos y al cual pertenecemos.