Cada vez que observo estas fotografías antiguas, se me vienen viejos recuerdos. Las personas, que ya faltan y otras que ya son adultas. dentro de mi, ¡aviva!, la llama de la esperanza, quisiera que todo fuese como antes, niños en la escuela y ancianos en el cantón. No se debe vivir con nostalgia, pero si con el recuerdo, eso que deja buena energía y hace que no nos olvidemos de que ante todo somos seres humanos.