recuerdo esa mañana de calor imposible en este lugar. Iba solo, intentando calcar a escala real la pinturas rupestres esquemáticas, del peñón de la Tabernera. Para mi fué una experiencia inolvidable a pesar de penuria sufridas por duro estío. Son situaciones que te dejan buena energía y te llenan de paz por hacer algo distinto y estudiar un arte de hace miles de años.