Cada vez que fotografio las lastras a espaldas del Tamaral y observo sus crestas mirando hacia el cielo, me doy cuenta de su magnitud y grandisidad. Me hablan de tiempos remotos, son testigos validos del paso del tiempo a pesar del desgaste provocado por las aguas, viento y otros elementos. Las peñas de esta bonita aldea conforma un paisaje único, ello permite que rapaces como el buitre leonado, el aguila impèrial y otras especies en la que se incluyen la cabra montesa, el ciervo y muchas más nos muestren un hábita único y digno de disfrutarlo por todos los que visitamos el lugar.