Hace ya muchos años, en el verano de los ochenta aproximadamente, hicimos una bonita excursión, queríamos pescar y nos fuimos a las colas del pantano de la Lancha, más abjo del puente la Cierva, todo ello andando desde el Pintillo, DONDE DEJAMOS EL VEHÍCULO. Eramos unos cuantos, Juan Cristobal (el frances), Jose Miguel, Emi, Victor, Manuel y alguno más. Recuerdo la sed que pasamos al regresar y al no poder beber del río por la contaminación de sus aguas, intetamos localizar unas fuentes del lugar, pero todo fué en vano, nada de nada. sofocados y agotados anduvimos por esos terrenos sin saber si podríamos llegar. Nos adelantamos Emi y yo y encontramos unos charcos con agua limpia en el arroyo de Santa Elena, ello fué nuestra salvación, bebimos y disfrutamos de un bien supremo, como si de un milagro se tratase. Los que nos seguian en la distancia, agotados y deprimidos por el calor, nos observaban en la lejanía, mientras vertiamos el agua de una catimplora en nuestras cabezas, se percataron de este hecho y nos insultaron a voces limpia, reclamando le dejasemos algo de ese liquido tan valioso y necesario. Nosotros reiamos, hasta la saciedad y ellos corrian hacia el lugar que nos encontrabamos profiriendo gritos de rabia, al saber que tirabamos esta al suelo... nos decian, Victor, josé "EL PEROLO"..... HIJOD DE... DEJAR ALGO, QUE NOS MORIMOS... todo resulto divertido, ya que al llegar y ver el charco se lanzaron de cabeza al mismo y se olvidaron de seguir maldiciendo, mientras disfrutaban de lo lindo. El resto llegaron despues, bebieron y comentaban, juan esto no hay Dios que lo soporte, ya no más....