Cuando necesito expandir la energía negativa que acumulo por los tiempos que vivimos, trato de relajarme y sentirme libre observando los paisajes de Solanilla del Tamaral y recordando los buenos momentos vividos y compartidos con familiares y amigos. Siempre he tenido fé, en el ser humano, como elemento potencial y todavía queda algo esperanza dentro de mi, auque hay momentos de temor e indecisión. Es por ello me refugio en mis artículos, familia y personas allegadas. Si miro las noticias, son deprimente de menos a más, si observo la calle cada día es más insegura y si miro al futuro, me resulta poco alagueño. Me pregunto en ocasiones, si el raro seré yo, si mi pesimismo está fuera de la realidad. Es posible, que me esté deprimiendo y no vea manera de adaptarme al medio, que el esté generando dentro de mi inseguridad, yo que siempre me creí fuerte y preparado. Aún así, se que la realidad de antes y ahora, ha estado siempre sujeta a estos tristes movimientos, pero si uno evoluciona en alma, corazón y los sentimientos son la llave y la necesidad de sentir el ser profundo, estas vivencias producen catartasis y uno necesita ser muy maduro para soliviantarlo, es por ello que el paisaje hace que se recarguen las pilas, para poder continuar a sabiendas de lo que sucede todos los días.
Yo hay veces que tengo mono de Tamaral y necesito ir hasta allí para aclarar mis ideas y estar más sosegado. Yo también he sido de los que en mi época joven tenía confianza en el ser humano, pero a medida que me hago mayor mi confianza en los hombres ha desaparecido por completo. No me fió de nadie y cada vez pierdo más la fe en el género humano. No me gustan como piensan, como actúan y como se comportan. El hombre ha perdido muchos valores y se ha deshumanizado. Vamos de mal en peor y no veo que la situación se pueda solucionar.