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Llevo unos dias acercandome a Solanilla y a pesar de la soledad por la falta de personas, que nos han dejado, me he sentido bien las horas que he estado en la aldea. El sol, ha permitido disfrutar del paisaje y el pensamiento que me agolpaga de manera continuada, solo se sentía extraño ante la falta de vecinos, todo lo demás continua igual. El olor a monte, la paz y la tranquilidad que se percibe, me llena de plenitud, de ello solo querría cambiar el vocerío de Julillo, las anécdotas de Frasquete y las palabras de tantos otros que nos han dejado. Pero a pesar de ello, me he sentido bien y feliz, hay momentos que esa soledad, descarga la mente de ruidos y murmullos, lo que me permite asociar mejor las ideas y clarificar los pensamientos diferentes. Bueno, uno es feliz con sus ilusiones, con su manera de pensar y sentir, pero sabiendo diferenciar la ilusión del mundo real, cuando dejas espacio para ambos, se te permite madurar y comprender mejor, el mundo al que perteneces.