Ha sido expectacular y a su vez un desastre. El domingo cayó de lo lindo en el Tamaral y su comarca. Sobre las 11 horas hice el recorrido, de Puertollano a esta localidad y eso no era llover era diluviar. Llevaba la máxima velocidad de los limpias y no daban a basto. Los arroyos de la nueva trinchera junto a la vieja, iban a tope. La carretera desde cruce, a la localidad, el agua salto por varios lugares y el segundo barrio, algunas casas anegadas. Era bonito de presenciar las cascadas del Manzanillo, no así, las viviendas que sufrieron este acoso de la riada, para ellos fué alarmante y preocupante. Todo efecto positivo, tiene en ocasiones, hechos menos gratos, pero así es la naturaleza, es un proceso necesario e inevitable.