Un día incleible, de sol y aire puro por las calles de Solanilla, observando sus casa y árboles de los huertos con flor. Me sentí pleno y viví esos momentos compartidos con muchos de los que ya faltan. En mi corazón, sentí profundamente a esas pesonas, recondando situaciones y experiencias. No me percaté del paso del tiempo y pasé una semana feliz y relajado con la familia y algunas de las personas que nos visitan en fines de semana.