Las cuarcitas presentan diferentes texturas en las formas y colores fuertes formados por los oxidos, que hacen aflorar los diversos contrastes. Es ese color rojizo, lo que más se aprovechaba para el arte parietal, en paredones verticales inclinado y orientados norte sur preferentemente. La idea era la supervivencia de los elementos pictóricos, muy comunes en diversos puntos de nuestra geografía.